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Bogotá, Colombia

COLOMBIA PIERDE A UNA GRAN MUJER, LA SENADORA GILMA JIMÉNEZ

Enrique Peñalosa

Su trabajo político por la niñez tuvo un profundo y positivo impacto en la creación de conciencia sobre la importancia y la gravedad del maltrato contra los niños.

 

 

 

 

 

Conocí a Gilma Jiménez cuando fui subdirector de Planeación de Cundinamarca en 1982 y ella dirigía el área de vivienda en la entidad. Nos volvimos grandes amigos de inmediato. Su entusiasmo, su pasión por la vida y su elocuencia hacían fácil escucharla por horas, mientras recorríamos los municipios del departamento. Trabajábamos duro y nos reíamos.


Algunos años después, cuando decidí hacer algo que parecía suicida, como era hacer una campaña a la Cámara siendo totalmente desconocido, repartiendo plegables en las calles y en los buses, a la primera persona que llamé a contarle del proyecto y a invitarla fue a mi amiga Gilma. Tal vez porque sabía que estaría lista a participar con entusiasmo, sin importar que pareciera imposible. Quizás, cuanto más imposible, mejor.


Luego hicimos muchas campañas más. Con Gilma estuvimos en cientos de esquinas, caminamos cientos de kilómetros de calles juntos, a lo largo de muchos años.


Cuando llegué a la Alcaldía, Gilma fue mi directora de Bienestar Social, hoy Secretaría de Integración. Allí realizó una tarea excepcional, dando un apoyo sin precedentes a los habitantes de la calle y a los niños. Abrió el primer centro para alojar y atender a los adultos. Y reforzó al padre Nicoló en Idiprón. Tuvimos más de 1.500 habitantes de la calle rehabilitados como contratistas del Distrito.


Por supuesto, la felicidad de los niños fue su pasión y su prioridad: Gilma construyó algo que no se había hecho en Colombia: 21 megajardines sociales en los barrios más pobres, donde miles de niños recibirían la mejor atención. Y reconstruyó más de 100 jardines que tenía Bienestar Social en pésimo estado. Se apasionó especialmente por el Centro Único de Recepción (CUR), que construyó, con una calidad arquitectónica y una atención profesional sin precedentes, para recibir a los niños abandonados o maltratados severamente. El reconocido periodista D'Artagnan calificó en una columna a Gilma como la mejor funcionaria del país.


Después, como concejal de Bogotá en dos ocasiones, hizo un formidable equipo, íntegro y profesional, con Alfonso Prada, David Luna y Lariza Pizano.


En el 2008, Gilma emprendió otro proyecto aparentemente imposible: conseguir más de 2 millones de firmas para exigir un referendo destinado a aprobar la cadena perpetua para violadores y maltratadores severos de niños. Encontró apoyo en el país entero, recolectó las firmas y consiguió la aprobación de la ley que convocaba el referendo. Que finalmente no fue posible realizar, no obstante la supuesta democracia participativa que tenemos.


La recuerdo fumando intensamente, siempre con anécdotas divertidas, riéndose, y siempre apasionada por sus causas y sus principios. Me es imposible imaginar una sola actividad política en mi vida sin Gilma en el corazón del equipo, sin sus opiniones, su energía, su compañía, su cariño, viendo lo positivo, lo posible.


En el 2010, Gilma fue elegida con la votación más alta al Senado que haya obtenido una mujer. Con ella hizo posible que el Partido Verde pasara el umbral, eligiera cinco senadores y pudiéramos inscribir candidato presidencial. Su trabajo político por la niñez tuvo un profundo y positivo impacto en la creación de conciencia sobre la importancia y la gravedad del maltrato contra los niños. Para ellos trabajó; incansablemente; sin importar las dificultades, ni los ataques, ni las burlas.


A su muerte, la senadora Gilma Jiménez continuaba viviendo en el mismo apartamento donde siempre había vivido. Su mamá, sus hijas, su nieto amado, sus hermanos, sus amigos perdemos a alguien que nos dio mucho amor y felicidad. Colombia pierde a una gran líder y yo, a una gran amiga.


Enrique Peñalosa

 

Fuente: www.eltiempo.com