
Cuando pensamos en gimnasio, spa, escenarios deportivos, clubes e incluso maratones por las calles de las grandes y hasta pequeñas ciudades, inmediatamente pensamos en ejercicio físico.
Asistir a tales recintos y practicar dichas actividades, cada vez más concurridas e incluso veneradas, nos liberan de la culpa de la enfermedad, la fealdad y el vicio, puesto que lo definimos y racionalizamos como: “Cualquier actividad física que mejora y mantiene la aptitud física, la salud y el bienestar de la persona. También se entiende como aquel que mejora la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez, la 'imagen corporal' y la sensación de bienestar. El efecto que se busca es producir una estabilidad en la personalidad caracterizada por el optimismo, la euforia y la flexibilidad mental”1.
Sin duda estas creencias nos tranquilizan, si además las sintetizamos en la máxima verdad: “Cuerpo sano, mente sana”. Pero si el cerebro es el órgano-músculo que nos dirige, ¿qué deberíamos hacer por mantenerlo sano hoy?
La falta de ejercicio lleva a la pérdida de masa muscular, de fuerza física y de ánimo. Exactamente igual sucede con el cerebro: si no se ejercita, pierde neuronas y conexiones, pierde capacidades y flexibilidad para reaccionar a su entorno.
Afortunadamente y gracias a los desarrollos de la neurociencia, han hecho irrupción las tesis de la Neurogénesis y Plasticidad cerebral. Este descubrimiento, según el cual somos capaces de generar nuevas neuronas, ha puesto en cuestión el antiguo postulado de que el cerebro era el único órgano incapaz de regenerarse y, por lo tanto, era estático. Estas neuronas, a su vez, pueden generar un efecto benéfico para el cerebro.
La plasticidad cerebral se refiere a la capacidad del encéfalo para cambiar su estructura y su función durante el proceso de maduración y aprendizaje, y también frente al daño neuronal que se produce con las enfermedades (Ramírez-Rodríguez, Benítez-King y Kempermann, 2007)2.
En virtud de lo anterior, a continuación quiero sugerirles estas actividades y ejercicios que diversos expertos y empresas ya utilizan y que empiezan a garantizar excelentes resultados para la productividad y la calidad de vida laboral:
- Cuando tu memoria se bloquee, claro síntoma de estrés, cierra los ojos, respira profundo y reconstruye todo lo que has hecho anteriormente, lo que hiciste hace 10 minutos, y así sucesivamente retrocediendo hasta que visualices la zona en la que dejaste el objeto perdido.
- Cuando estés leyendo piensa en imágenes y esquemas, ya que la imaginación y el pensamiento están unidos.
- Mientras estudies haz pausas para recordar lo que estás aprendiendo.
- Elabora reglas nemotécnicas.
- Libera tu mente y redefine tu enfoque. Tómate por lo menos 15 minutos cada mañana para la contemplación.
- Si un e-mail es suficiente, no hagas una llamada; si una llamada es suficiente, no tengas una reunión; si una reunión de 30 minutos es suficiente, no le inviertas una hora.
- Céntrate en las tres cosas que tengas que hacer sin falta.
- Bloquea por días y horas del día todas las notificaciones de audio y video de Outlook, Facebook, Twitter, etc.
- Toma algunos minutos de tu tiempo para realizar cortas y frecuentes sesiones de meditación al iniciar tus diferentes actividades.
- Si has trabajado más de cuatro horas en tu computador, duerme profundo inmediatamente después, entre 15 a 30 minutos, así evitarás las consecuencias del error perceptual.
- Si eres mayor de 50 años, navega por la red entre 30 y 60 minutos diarios.
*Head of Management Msh Consulting, miembro junta directiva AINACE.1. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española. 2. http://www.unobrain.com/ebook, p. 49. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.