
La destilación es casi tan antigua como la civilización, no obstante a Occidente llegó a través de los árabes y se sabe con certeza que el médico catalán Arnaud de Villanova, en el año 1334, produjo el primer brandy o vino destilado del que se tiene constancia en Provenza. Los comerciantes genoveses llevaron la técnica a la corte rusa hacia finales del siglo XIV, pero no se sabe a ciencia cierta quién fue el primero que elaboró esta emblemática bebida, si Polonia o Rusia, ambos fabricaban aguardientes destilados a partir de cereales locales, seguramente trigo, con una baja graduación alcohólica, pero que constituyeron la base de lo que hoy conocemos como vodka.
Cualquier diccionario clásico nos diría del vodka (wódka en polaco, en ruso): aguardiente claro sin color, ni olor. Generalmente de grano fermentado, aunque se ha llegado a obtener de la cáscara de la patata. Es el aguardiente nacional de Rusia y Polonia, y significa “agüita” (diminutivo de agua).
El vodka es el aguardiente más consumido en el mundo, incluso es inapropiado hacer una estimación de producción y consumo debido a la existencia de marcas desconocidas producidas en remotas regiones que lo toman en su ámbito local, solamente las quince empresas líderes venden un aproximado de 171 millones de cajas al año, siendo una parte del gran total.
El cereal clásico preferido para su elaboración hasta mediados del siglo XIX fue el centeno, pero paulatinamente le ha dado paso a otros como el trigo, la avena o la cebada e incluso a otros alimentos como la patata, muy usada en Ucrania, el maíz y hasta la remolacha, elegida por algunos. También está el agua, que constituye 60 % de un buen vodka, sometida a rigurosos procesos de purificación.
La bebida final antes de la mezcla contiene 96 % de alcohol y carece casi por completo de sabores y olores ajenos a los propios del etanol. La calidad del agua es fundamental para el resultado final. A menudo se suele recurrir a aguas provenientes de milenarios glaciares, manantiales, lagos, etc. El volumen total de alcohol suele oscilar entre 37,5º y 42º para los vodkas occidentales y hasta 70º en el caso de algunos destilados rusos, bálticos o nórdicos.
Cómo beber un vodka
Si quiere catar el vodka de manera profesional tome una copa alta y delgada que se abra en la parte superior, en Rusia las conocen como stopkins, similares a las de champaña, acérquelo a la nariz y huélalo cuidadosamente, si detecta aromas a coles hervidas, caramelo o pastillas de caldo, incluso alguna presencia cítrica, son síntomas inequívocos de una mala filtración y presencia de impurezas.
Beba un sorbo generoso y remuévalo con la lengua para absorber sus sabores.
Aspire un poco de aire para que suelte sus aromas y sabores.
Tráguelo y evalúe el “final” –cuánto persisten los sabores en la boca–.