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Bogotá, Colombia

EL ESTADO ES RESPONSABLE, EL CASO INTERBOLSA

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La supuesta vigilancia de la Superintendencia Financiera resultó prácticamente igual a la no vigilancia de las famosas pirámides financieras que actuaban por fuera de la órbita del control del Estado, pero con el agravante de que las pérdidas en Interbolsa son muy superiores a las de todas las pirámides sumadas. No cabe duda de que hubo una grave falla de vigilancia y control que hace responsable al Estado. Por Guillermo Núñez Vergara, Expresidente Asociación Bancaria.

La estrepitosa caída de la noche a la mañana

 

El día 2 de noviembre del año pasado, el mercado bursátil se despertó con la noticia de la toma de posesión y el manejo de los bienes y haberes por parte de la Superfinanciera de la Sociedad Comisionista de Bolsa –Interbolsa S.A.–, la firma con la mayor participación de mercado en Colombia. La razón de la medida obedeció al incumplimiento de un crédito interdía por valor de $20.000 millones otorgado por un banco. Cinco días después, el 7 de noviembre, la Superfinanciera ordenó la liquidación forzosa de la firma, apoyándose en un concepto del Fondo de Garantías de Instituciones Financieras –Fogafin–, según el cual Interbolsa Corredores estaba en la imposibilidad de subsanar sus necesidades de liquidez y por consiguiente era inviable su funcionamiento.

 

La comisionista de Bolsa hacía parte del conglomerado empresarial, encabezado por Interbolsa S.A., grupo que se conformaba por unas veinte empresas, pero la joya de la corona, la espina dorsal de toda la organización era la comisionista de Bolsa que generaba cerca de 80 % de los negocios del grupo. Por eso, resultaba obvio que con la liquidación de esta última toda la organización se tenía que derrumbar como un castillo de naipes. Por eso, la Superintendencia de Sociedades tenía que liquidar la holding Interbolsa S.A., tal como efectivamente sucedió y tomar el control de las filiales.

 

Unos caballeros de industria

 

Semejante descalabro no fue fruto de un acontecimiento inesperado, o de una fuerza mayor que se pudo presentar de un momento a otro. No, fue el resultado de un proceso que comenzó a gestarse con dos años o más de anterioridad, cuando los principales dueños de Interbolsa resolvieron hacerse también dueños de la empresa Fabricato y comenzaron a comprar acciones las cuales entregaban en garantía utilizando el mecanismo de los famosos repos, para de esta manera obtener nuevos créditos y seguir comprando acciones. Se llegó a concentrar algo más de $ 300.000 millones en repos de Fabricato y con este diabólico engranaje de comprar acciones, darlas en garantía y seguir comprando acciones lograron elevar el precio de la acción de Fabricato de $30 a un poco más de $90 en unos dos años, inversión que además la comisionista de Bolsa recomendaba a sus clientes, lo mismo que la inversión en repos de Fabricato.

 

Cuando se ordenó que la acción de Fabricato dejara de transarse en la Bolsa, el día 17 de noviembre del año pasado, su precio era de $72 y cuando nuevamente se iniciaron operaciones con esa acción, el pasado 1 de marzo, su valor se negoció por cerca de $20, es decir, que con respecto al último precio de $72, la pérdida es de 70 %, lo cual en términos de capitalización bursátil equivale a $464.000 millones. Y para quienes invirtieron en repos de Fabricato que ya se vencieron entre noviembre del año pasado y el 1 de marzo del presente año, la suma invertida fue de $150.000 millones y no han tenido más remedio que quedarse con esos repos, es decir, ser nuevos accionistas de Fabricato. Y también han salido altamente perjudicados todos los tenedores de acciones que las compraron directamente en la Bolsa y cuya inversión no solamente ya perdió 70 % de su valor con respecto al precio de $72, sino que además esa inversión quedó congelada durante tres meses y medio, período en que no hubo negociación de esa acción.

 

Al lado de toda esta manipulación con la acción de Fabricato y su enorme concentración en repos, estos “caballeros de industria” también utilizaron los recursos del público para hacerse autopréstamos, como sucedió con los recursos captados en el Fondo Premium, con sede en Curazao y cuyo agente en Colombia era Interbolsa Corredores. En ese Fondo había unos 1.200 inversionistas que depositaron alrededor de 170 millones de dólares, dinero que en una gran parte regresó a Colombia para comprar acciones de Fabricato y de la misma Interbolsa y además utilizaron parte de esos dineros para otorgar préstamos a empresas pertenecientes a los principales dueños, tal como lo registró el periódico El Tiempo en la edición del día 28 de noviembre de 2012, informando que firmas relacionadas con Víctor Maldonado, dueño de 30 % de Interbolsa, obtuvieron desembolsos superiores a 13 millones de dólares. Esos dineros provenientes del Fondo Premium entraban al país a través de dos empresas que hacían parte del mismo conglomerado, a saber: Rentafolio Bursátil y Financiero y Valores Incorporados y se canalizaban para compra de acciones de Fabricato, de la misma holding, inversión en repos y préstamos a los dueños del conglomerado.

 

Todo lo anterior muestra de manera palpable que los recursos del público se utilizaban primero que todo para el beneficio de los propios intereses de estos “caballeros de industria” y de sus empresas.

 

Dicientes conclusiones que saltan a la vista

 

1. Todas estas operaciones descritas se hicieron por largo tiempo y en las propias barbas de la Superintendencia Financiera y de los demás entes que conforman la organización institucional del mercado bursátil, sin que ninguno de ellos musitara palabra alguna, hasta cuando llegó la hecatombe. El columnista y experto bursátil Paul Wiss decía con toda razón, en un artículo publicado en Portafolio, el día 23 de enero de 2013 que: “Todo estaba bien hasta que la intervinieron y entonces todo estaba mal”.

 

2. La concentración del riesgo con la compra de acciones de Fabricato, la concentración de las operaciones repos de esta acción, la especulación con el precio de la misma, la canalización de recursos del público para otorgar crédito a empresas de los principales dueños de Interbolsa, son claramente operaciones irregulares que comprometen la responsabilidad de los dueños y directivos de Interbolsa.

 

3. Posiblemente la intervención de la Superintendencia Financiera resultó oportuna para evitar una crisis sistémica, pero no fue oportuna para evitar la enorme pérdida de riqueza que sufrió un gran número de inversionistas, ahorradores y depositantes que confiando en la adecuada vigilancia del Estado, llevaron su dinero a Interbolsa. La supuesta vigilancia de la Superfinanciera resultó igual a la no vigilancia de las famosas pirámides financieras que actuaban por fuera de la órbita del control del Estado, pero con el agravante de que las pérdidas en Interbolsa son muy superiores a las de todas las pirámides sumadas. No cabe duda de que hubo una gran falla en el servicio de control y vigilancia y que hace responsable al Estado.

 

4. No sabemos si sea una casualidad, pero el Fondo Monetario Internacional, según reciente informe de la prensa, ha recomendado una mayor autonomía para la persona que ejerce el cargo de Superintendente Financiero y por consiguiente una menor dependencia del Gobierno de turno. Infortunadamente, en el caso de Interbolsa, se encontró que altos funcionarios del actual gobierno habían tenido una estrecha vinculación con aquella, lo cual deja en el ambiente la duda de la pasividad y falta de acción para actuar frente a lo que estaba sucediendo. Al poner de presente todas estas “aburridoras” realidades y teniendo en cuenta el reducido tamaño de nuestro mercado accionario, en donde de manera regular y cotidiana no se transan acciones de más de 20 empresas, lo más prudente y acertado es preguntar y conocer la trayectoria de las personas que dirigen y manejan esas empresas, mientras se logra mejorar la confianza en los organismos de control y sin lo cual será muy difícil el crecimiento del mercado bursátil y la internacionalización del mismo.