
Este ejemplar de la revista ANDA, que usted comienza a hojear y, seguramente, a leer, corresponde a la edición número cincuenta. Para muchos órganos impresos de comunicación masiva no tiene gran significado esta cifra, pero para un vehículo especializado como este, los puntos de referencia varían sustancialmente al tratar de emitir una opinión ecuánime.
Detrás de esta publicación hay casi veinte años de constante cuidado en la selección, por calidad y pertenencia, de los contenidos que, salvo las excepciones que la modestia recomienda, son de nivel óptimo, de tan singular interés que, en algunas universidades, la revista ANDA sirve de texto de consulta y apoyo para ampliar conceptos, fortalecer teorías y afianzar tesis.
No es tarea fácil como se pueda llegar a suponer, sostener publicaciones como esta que, además de vigorizar vínculos gremiales, se erigen como elementos de consulta para establecer objetivos, trazar estrategias, cimentar tácticas y tomar decisiones. A este logro se ha llegado gracias al apoyo irrestricto de nuestros patrocinadores que, con su aporte generoso, han demostrado, una vez más, la trascendencia de la solidaridad.
Mención especial también merece la pulcritud de su ropaje, obra de desvelados profesionales, verdaderos expertos de las artes gráficas que vigilan, con celo encomiable, la impecable presencia física de cada unidad.
Nuestras sinceras felicitaciones a todos los que están sosteniendo esta hermosa realidad. No queremos excedernos en elogios, porque la abundancia de ellos, en lugar de exaltar, empalaga.
Por Julio Echeverry, Publicista, miembro del comité editorial de la revista ANDA.