Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
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Bogotá, Colombia

LA COMUNICACIÓN ESTÁ DE CAPA CAÍDA

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Los lenguajes de la comunicación hablada, escrita y audiovisual están naufragando por el abuso de la velocidad en la emisión de noticias y comentarios. Por Julio Echeverry, publicista.

 

Desde el remoto comienzo de la comunicación escrita, actividad que se fortaleció con el invento de la imprenta de caracteres metálicos movibles, que aportó Juan Gutenberg, el genio de Mainz, en el siglo XV, el impresor honesto ha perseguido la perfección en sus procesos tipográficos, como lo ha hecho el hombre en tantos otros de sus oficios y profesiones. Y lo ha logrado en numerosas ocasiones, a pesar de su proclividad al error.

 

Folletos, libros, periódicos y revistas, memorias y publicaciones de todo género, mediante los atinados servicios de avizores correctores de estilo y de pruebas, al acecho de posibles errores, han permitido que salgan a la luz pública textos bien escritos y bien impresos.

 

Claro que el paso de los años causa fatiga en las entrañas de la vida, lo que ocasiona caídas lamentables en la pulcritud de algunos impresos, pero la calidad subsiste en la mayoría de las veces.

 

Pero aterricemos en el presente.

Algunas oficinas estatales y de organizaciones privadas convergentes están preocupadas por mejorar la calidad de la educación, desde lo elemental hasta lo complejo, desde lo primario hasta lo complicado y diverso. Es noble tarea que se debe apoyar irrestrictamente, porque su cumplimiento significa dar pasos firmes hacia la conquista de mejores fundamentos para el futuro.

 

Y en el caso de la preservación y proyección de nuestra lengua sí que hay motivos de preocupación, que motivan nuestro entusiasmo por darle sustento a esa valiosa labor.

Por conformismo en la estructuración de los currículos e indolencia en el control del desarrollo de los mismos, el respeto hacia el manejo del idioma, hablado y escrito, es de insuficiencia incapacitante. Hemos graduado profesionales que no logran hacer trascender sus conocimientos y reflexiones de manera clara, por simple ignorancia de la estructura básica de la lengua española y por desconocimiento de su vocabulario. ¡Qué lástima!

 

Verdaderos sabios ya lo han dicho: el correcto manejo del idioma es sustento de la libertad y fundamento de la paz. No es una frase de cajón; por el contrario, es présaga de un planteamiento serio en procura de soluciones acertadas para la protección y proyección de nuestra, no sé por qué razones, malquerida lengua.

Esta crisis del empleo castizo del español se hace más manifiesta en los medios de comunicación masiva audiovisuales, cuyo avance tecnológico es incontenible pues ya excede los límites de la radio, del cine y de la televisión, hasta llegar a los terrenos de las redes masivas de contacto.

 

Nunca es tarde para corregir errores. Así como los correctores de estilo y de pruebas de los medios gráficos, que hoy tratan de ser suplantados por los sistemas digitales, con algunas dudas en cuanto a su eficacia, sería prudente establecer sistema similar en los medios audiovisuales, es decir, crear correctores de estilo y de producción para radio, cine, televisión, etc. No apenas para verificar la certidumbre de los contenidos, sino también para corregir lo atinente a la dicción, que está de capa caída por el abuso de la velocidad en la emisión de noticias y comentarios.

 

La invitación es a reflexionar sobre este tema, con serenidad pero con franqueza.

Sabemos que colaborarían en este gran propósito los empresarios que nos brindan sus productos y servicios, los publicistas, los medios de comunicación audiovisual y los estudios de producción de mensajes con fines comerciales e institucionales.

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