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LA MODA DE LA RSE: RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

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Uno de los aspectos más recurrentes al hablar de gestión de organizaciones en el mundo de hoy, es lo referente a la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). No solamente se asume como una de las responsabilidades primarias de la agenda de los CEO, presidentes o gerentes generales de las empresas, sino que se ha convertido casi que en una obligación en el marco de la gestión de empresas exitosas.

 

 

El tema es fascinante pues está ligado a elementos muy sensibles a la opinión de las personas como son el respeto al medio ambiente, el apoyo al desarrollo social y varios otros, y ya forma parte de discusiones obligadas en los procesos de planeación estratégica y en todo lo concerniente al desarrollo competitivo. Pero ¿realmente se comprende el papel que deben asumir las organizaciones en el campo de su verdadero sentido de compromiso con la sociedad?

 

Revisemos primero algunos conceptos en relación con la RSE. Tal y como lo define la Comisión Europea en la publicación de sus nuevas políticas al respecto (European Commission, 2011), “las empresas deben desarrollar procesos para integrar elementos sociales, medioambientales, éticos y de derechos humanos en sus operaciones de negocios y en sus estrategias centrales, en estrecha colaboración con sus stakeholders”. Por su parte, la ANDI (2012) asume la RSE “como una forma de conducir los negocios, definida por relaciones éticas y transparentes con todos los grupos de interés y el establecimiento de metas empresariales compatibles con el desarrollo sostenible de la sociedad (social, ambiental y económico)”. De igual forma, la ANDI plantea que “la RSE es una iniciativa voluntaria del empresariado, que nace de sus convicciones y prioridades estratégicas”. Hay otros conceptos interesantes, como el planteado por Peter Drucker (Drucker, 2002, p. 24) quien aduce que “la RSE no es exclusiva de las empresas sino de todas las instituciones de la sociedad, aunque el papel de la empresa en el tema es vital en su legitimación”.

 

Como se observa, el tema es de gran actualidad aunque no es tan nuevo pues ya en 1916 J. Maurice Clark (Clark, 1916) enfatizaba en la importancia de la claridad y transparencia que debe existir en los negocios, secundado por personas como el profesor Theodore Kreps quien en 1930 creó la cátedra de Business and Social Welfare en la Universidad de Stanford en la que proponía incluso el concepto de “auditoría social” como una forma de validar el papel responsable de las empresas en su accionar.

 

La controversia se agitó por las afirmaciones que realizó Milton Friedman (1970) en un famoso artículo publicado en 1970, y en el cual argumentaba que la Responsabilidad Social de una empresa era aumentar sus ganancias sin pretender asumir obligaciones que no le correspondían, respetando el marco legal y actuando éticamente para no incurrir en falsedades y engaños. Es decir, que una empresa no debería hacer nada que atentase contra el incremento de su valor a largo plazo y por ende en contra de la sociedad, que es la gran beneficiaria de la actuación empresarial.

 

Es en este contexto donde debemos preguntarnos el verdadero efecto de las empresas en el campo de su compromiso con la sociedad, llámese RSE, pues hay algunas que entienden cumplido su papel con el desarrollo de productos o servicios que beneficien poblaciones específicas de evidentes necesidades económicas o sociales, terminando en una mirada tremendamente simplista y mecánica del asunto.

 

Otros, la gran mayoría, creen que la RSE se soluciona asumiendo esfuerzos individuales de cooperación con el medio ambiente o con las comunidades en forma de donaciones o aportes puntuales cayendo en el campo del asistencialismo o en esfuerzos a todas luces insuficientes y desarticulados. Este tipo de organizaciones crea incluso departamentos, gerencias o unidades de RSE, que destinan menos de 2% de los ingresos a estos esfuerzos, y nos llevan erróneamente a pensar que el resto de la organización, es decir, 98%, es de irresponsabilidad social empresarial.

 

Realmente, al hablar de sostenibilidad y RSE resulta necesario volver a la base o a lo fundamental. O sea, entender que el papel de las empresas como generadoras de desarrollo económico, empleo y bienestar es una contribución esencial para el mejoramiento de la sociedad, y sin decisiones y acciones que mantengan ese enfoque no se puede comprender cómo lograr un futuro promisorio para todos. El mejor aporte de las empresas en el campo de la Responsabilidad Social es entonces hacer bien su trabajo productivo, generando valor y rentabilidad y orientándose como organizaciones sustentables a largo plazo, obviamente manteniendo un comportamiento ético y responsable y generando respuestas consistentes a sus stakeholders.

 

Es decir, debemos trascender las tendencias de moda en el campo de la RSE y reconocer el esfuerzo que hacen muchos de nuestros empresarios para sacar adelante sus empresas con esfuerzo y dedicación y con impactos muchas veces poco publicitados en el desarrollo de sus comunidades, esto es, clientes, empleados y proveedores. Ellas generan un tejido amplio y poderoso sobre el cual se construye a largo plazo el desarrollo social. No hay héroes mayores que esos empresarios que logran transformar una sociedad con desarrollo productivo, con generación de empleo y con crecimiento económico.

 

Por tal motivo valdría la pena retomar las afirmaciones de Friedman y ubicarlas en un contexto donde se logren esfuerzos coordinados de organizaciones que, actuando éticamente, les den un sentido verdaderamente trascendental a sus propias actuaciones empresariales y productivas, quizás pensando que mejor concepto es la Sostenibilidad Empresarial, que constituye la verdadera fuente de desarrollo económico y social.

 

De no hacerlo, todo esfuerzo que se lleve a cabo seguirá siendo insuficiente y continuaremos en ese falso embrollo que piensa que las empresas son irresponsables socialmente per se. Las empresas son el motor del empleo, del desarrollo humano, del desarrollo social y ambiental de la humanidad desde la revolución industrial, y son sostenibles en el largo plazo, cuando entienden que en su actuar siempre tienen en mente la búsqueda del bien común. El resto es francamente pura moda, ¡y las modas pasan!.

 

Bibliografía

 ANDI. (2012). Caja de herramientas de RSE. Recuperado el 14/09/2012 de: http://www.andi.com.co/cajadeherramientasrse/dequesetrata.aspx?mnu_id=16

Clark, J. Maurice. (1916). The Changing basis of Economic Responsibility. Journal of Political Economy, 24(3), pp. 209-229. Recuperado el 14/09/2012 de: http://www.jstor.org/ 

Drucker, Peter. (2002). Escritos Fundamentales – el individuo. Buenos Aires: Editorial Suramericana, 288 p). 

European Commission. (2011). Sustainable and responsible business Corporate Social Responsibility (CSR). Recuperado el 15/09/2012 de: http://ec.europa.eu/enterprise/policies/sustainable-business/corporate-social-responsibility/index_en.htm

Friedman, Milton. (1970). The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits. The New York Times Magazine, September 13, 1970.