
Martin Seligman, el padre de la psicología positiva, dice que hay tres niveles de felicidad. El primero es cuando uno descubre un placer y su vida gira alrededor de ese placer. Encuentro con amigos que les apasiona el golf, por ejemplo, y su vida gira alrededor de esto. El segundo es cuando uno logra engancharse con un talento que uno tiene y logra ese estado de flujo que Aristóteles llamaba la eudaimonia. Un amigo inventa aparatos para volver el cine más eficiente. El tercero es cuando uno logra poner ese talento a trabajar en una causa más grande que uno, cuando uno logra ese estado de significado trascendente en la vida.
¿Cómo descubrir esa causa? ¿Cómo descifrar su pasión? ¿Cómo encontrar su talento? Un proceso ordenado y metódico sirve a este propósito:
1. Cada vez que vea un problema que de verdad le moleste, anótelo. Haga una lista de los cincuenta problemas que le inquietan mucho… pueden ser cosas en su casa, barrio, ciudad, en Colombia, América Latina o en el planeta. Yo, por ejemplo, escribí que me molesta la exclusión, el desempoderamiento –la gente que vende lástima–. También escribí que me molesta el desempleo.
2. Corte los cuarenta que no son tan graves para usted. Al hacer esto, queda con los diez problemas a los cuales usted estaría dispuesto a invertirle mucho tiempo, energía y otros recursos. Como destilando un aceite esencial, estos diez son los problemas dentro de los cuales está su pasión. Ahora, el reto es armar nuevas cajas en las cuales pensar alrededor de estos diez problemas. Cuando yo hice el ejercicio, uno de los problemas que quedó en mi lista es la mentalidad de escasez.
3. Arme una Junta Directiva Personal con entre dos y cinco personas que lo conozcan bien y que sean creativas, innovadoras, personas que estén dispuestas a dedicarle un tiempo a usted. Estimo que con dos sesiones de dos horas cada una es suficiente. Yo tengo 13 personas mayores a mí con quienes he armado una relación de mentoría. Escogí tres de ellos.
4. Reúna su junta para hacer una lluvia de ideas alrededor de una pregunta -qué podría hacer usted, que nadie ha hecho, y que si lo hiciera haría una gran diferencia para resolver cada uno de esos diez problemas. Hagan una lluvia de ideas por problema donde logren unas cincuenta ideas por problema. La idea es generar abundancia de ideas. ¡No hay nada peor que una idea cuando es la única que uno tiene!
5. De las quinientas ideas que tiene, recorte las cuatrocientas que no le suenan tanto.
6. De las cien que quedaron, recorte ochenta usando otro filtro que sea relevante para usted. Por ejemplo, practicidad, disponibilidad de recursos, sinergias con otros intereses suyos.
7. De las veinte que quedan, escoja las cuatro que lo ponen a mil, que le agitan el corazón. Esas cuatro ideas deben ser ideas a las cuales usted esté dispuesto a dedicarle todo.
8. A esas cuatro iniciativas, hágales prueba piloto; móntelas en pequeña escala. Logre una ejecución impecable. Planee bien, evalúe y anticipe contingencias y ejecute con estilo. Anote todo.
9. Pregúntese qué hizo bien, y en qué puede mejorar en cada una de esas cuatro pruebas piloto. Involucre a su junta directiva personal en esta etapa.
10. Escoja la mejor para usted con la tranquilidad que el proceso que ha seguido es inteligente, integral e innovador y que puso a buen uso el principio Pareto –20% de las ideas logran 80% del impacto–. Usted ha logrado descifrar su pasión y ya sabe que el tema lo mantendrá enganchado.
Una de las ideas que surgieron de mi proceso fue investigar los héroes, hazañas, hitos e historia de Colombia y montar un instrumento a través del cual construir autoestima colectiva y capital social.
El segundo desafío implica descubrir sus talentos. La única forma que se tiene para saber si le gusta hacer algo a uno es ensayándolo. Cuando en la universidad, un profesor me pidió que diera una clase ya que él se iba de viaje, recuerdo que la idea me sonaba pero me inspiraba terror. Me dio una metodología sencilla. La ensayé y funcionó. Hoy, enseño todos los días y me autodefino como maestro, mentor y catalizador. Pienso que esto implica ampliar el umbral de riesgo, atreverse a salirse de la zona de confort. En la medida en que nos arriesguemos a hacer algo novedoso, descubrimos nuestros talentos ocultos. Dicen que la mente que se amplía nunca vuelve a su capacidad original.
Yo descubrí aquello que quiero hacer el resto de mi vida: investigar la Colombia capaz, recursiva, innovadora, amorosa, solidaria, productiva, montar instrumentos que logren construir autoestima colectiva y capital social e inspirar cambios en la mentalidad de una nación.
Al trabajar resolviendo un problema que de verdad le molesta, usando los talentos que tiene, se mantendrá energizado y enganchado. Si la solución que plantea es certera y logra resolver parte del problema o el problema entero, el mercado compensará bien sus esfuerzos