Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
Calle 98 # 9 - 03 Oficina 606
Bogotá, Colombia

¿POR QUÉ LA RISA? POR ALFONSO LIZARAZO

R46P56G01
Del humor, la risa. Y de la risa espontánea y sincera, una sensación tan positiva y efectiva que incluso la publicidad se sirve de ella. ¿Por qué nos reímos? ¿Qué hay en el fondo de lo risible?

 

R46P56G02¿Qué puede haber de común entre la mueca de un mimo, el retruécano de un payaso, la graciosa escena de una comedia y un simple chiste? ¿Cómo encontramos la esencia única que nos comunica, tan diversas actuaciones, con su sabor indiscreto unas veces y otras delicioso?  Dicen que fuera de lo que es propiamente humano, no hay nada cómico. Un paisaje podrá ser bello, sublime, espectacular, insignificante o feo, pero nunca ridículo. ...Si reímos al ver un animal, será por haberlo sorprendido en una actitud o una expresión humana. Nos reímos de un sombrero, no porque el material de fieltro o paja, del que está hecho, motiven nuestra risa, sino por la forma que los hombres le dieron, por el capricho humano que lo moldeó. Muchos han definido al hombre como “un animal que ríe”.  También han podido definirlo como un animal que hace reír, porque si algún otro animal, cosa inanimada o comentario produce risa, es siempre por su semejanza a los humanos o por el uso que ellos le dan. Por ejemplo, es común en época de elecciones escuchar discursos de campaña que nos llenan de risa.

No hay mayor enemigo de la risa que la emoción, pues su medio natural es la indiferencia.

 

Se dice que lo cómico para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón.  La “cosquilla” se dirige a la inteligencia pura. No saboreamos tanto lo cómico si nos sentimos aislados. Diríase que la risa necesita de un eco…, necesita de cómplices, casi siempre nuestra risa, es la risa de un grupo.

 

Contaba el escritor H. Bergson que “un hombre a quien le preguntaron por qué no lloraba al oír un sermón que a todo el auditorio había movido en llanto, respondió: “‘Es que yo no soy de esta parroquia’”. Lo que ese hombre pensaba de las lágrimas podría explicarse igualmente de la risa. Por muy espontánea que se la crea, siempre oculta un prejuicio de asociación, de complicidad con otros “rientes” efectivos o grabados como en la TV y la radio.

 

¿Por qué la mayoría de los cómicos o comediantes que por estos tiempos vemos y oímos permanentemente en la televisión y la radio, se ríen antes que el público, o antes que sus oyentes entiendan el apunte o gracejo que acaban de decir? Se supone que buscan con esto que la gente se contagie de su risa aunque no hayan entendido el chiste. No le dan tiempo a cada persona de procesar, con su propio sentido del humor, lo que han escuchado y saber si justifica la risa o no. ¿Será que lo que han dicho aporta algo o nada humorístico a la inteligencia? Pareciera que su labor sería contagiar la risa, igual a los que aplauden primero buscando que los demás hagan eco a sus aplausos. ¿Cómo se llamaría esto? Ya no sería comediantes, sino farsantes o “comerciantes de la risa”. Tristemente esto último ya lo lograron al trasladar el léxico callejero vulgar al discurso humorístico que repiten diariamente en nuestros medios masivos.

 

Sería preferible que pusiéramos más atención y les diéramos el merecido reconocimiento a los realmente buenos humoristas colombianos, que hay bastantes entre las viejas y nuevas generaciones.