Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
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Bogotá, Colombia

ALZAS Y BAJAS DEL NUEVO PERIODISMO

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Los medios informativos están hoy en la mira de la sociedad y la justicia. Son los periodistas quienes los alimentan ¿Qué está sucediendo con ellos? José Salgar, autoridad en el medio y quien predice que el celular y el dedo gordo van a ser los símbolos del periodismo del futuro, nos deja conocer sus impresiones sobre este tema.

 

La comunicación de los humanos para acercarse, conocerse y ayudarse, evolucionó lentamente a partir de las señales de humo. Pasaron siglos para desarrollar los papiros, la imprenta, la telegrafía y los cables. Pero nunca fue tan revolucionaria y veloz como en el siglo 20, al descubrirse los medios audiovisuales instantáneos al alcance de todas las regiones y lenguas. Algo ayudaron las guerras, la desintegración del átomo y el llegar a la Luna.

 

El libro y los periódicos fueron máximas expresiones de cultura hasta que la ciencia comenzó a aliviar el trabajo del cerebro con señales digitales mecánicas. La juventud entró en el siglo 21 con la creencia de que no era indispensable aprender a leer, escribir o informarse, porque todo podía hacerlo al oprimir  teclas y navegar por Internet.

 

Las células cerebrales están comenzando a desquitarse, así como los ríos desataron el reciente desastre invernal al recobrar sus cauces a la fuerza.

 

Llevamos once años del siglo 21 tratando de adaptarnos a la realidad de la Internet y los teléfonos móviles como herramientas maravillosas si son bien utilizadas, pero generadoras de maldad y violencia al caer en manos de ignorantes o explotadores cubiertos por el anonimato.

 

La corrupción y el aumento de la criminalidad en todo el mundo se deben en gran parte al uso desenfrenado e incontrolado de esos nuevos medios.

 

De actor a espectador

Pertenezco al sector cada día más reducido de colombianos que ha pasado toda su vida en el trabajo de buscar noticias, opiniones o propagandas para venderlas a quienes las necesiten para vivir mejor.

 

He visto de cerca la tremenda evolución, como actor en los diversos campos del periodismo diario. Después de muchos años he pasado a ser simple espectador imparcial, en discreto retiro pero en contacto con la juventud desde varias academias y universidades. Eso permite ver claro el panorama y las posibilidades futuras de la profesión.

 

Fue actor

No soy de los que creen que todo tiempo pasado fue mejor. Lo de hoy es totalmente distinto a lo del siglo pasado y al precipitarse las innovaciones tecnológicas  entran a complementarse con los sólidos avances antes alcanzados. En toda época, siempre estará buscándose un Nuevo Periodismo.

 

Las alzas y las bajas

Hasta mediados del siglo pasado, el periodismo se reducía a unas pocas familias que aplicaban su riqueza al servicio de informar bien y a enaltecer el pensamiento y la palabra libres.  Era un apostolado de servicio público que se creció hasta convertirse en cuarto poder, después del ejecutivo, el legislativo y el judicial.

 

Ese periodismo surtió de clase dirigente a la Colombia incorporada al mundo libre y democrático. De los diarios y semanarios salieron presidentes y líderes de todos los campos, como la política, los negocios, la educación, la literatura. Con dolor hay que recordar a los mártires, sacrificados por defender con valentía su verdad.

 

Al acercarse el fin del siglo 20 comenzó el derrumbe del imperio de los impresos, ante los nuevos milagros audiovisuales. Pero han fallado las predicciones de que podían destruirse los avances anteriores. Del periodismo de familia se pasó a empresas comerciales que no tienen la noticia como base de su negocio y están descubriendo formas de vender nuevos productos a masas inmensas y expectantes.

 

El pasado y el presente tienen cada vez mayores motivos de unión. La Internet sigue depurándose de sus grandes fallas y terminará siendo el medio de comunicación más caro y poderoso. Es significativa la subsistencia de nombres y logotipos que han hecho historia, como el Times o El País, ya no como periódicos sino como corporaciones que atienden a diversas especialidades de esta industria, que pasó de cuarto poder a ser la primera en influencia internacional.

 

EL PERIODISTA DEL FUTURO

El periodista que está surgiendo nada tendrá que ver con el que tuvo éxito en el siglo pasado.  Hace 60 o 70 años no existían las escuelas de periodismo, y los empíricos iban formándose en las mismas redacciones.

 

Cuando comenzaron a salir profesionales universitarios, les fue difícil reemplazar a los antiguos reporteros o comentaristas forjados a golpes de noticia o de los secretos para entregar a hora fija cada día un producto con competidores de alta calidad. De allí salieron nuevas ramas del oficio, como las oficinas de prensa de gobierno y de empresas, o las redacciones de libretos para distraer a grandes audiencias.

 

El vuelco de los periódicos impone apresurar los cambios en la enseñanza de las comunicaciones. Los grandes diarios, al cambiar de presentación y objetivos,  licencian a su viejo personal o escogen al que más se adapte a la nueva época. Las escuelas de periodismo se han visto obligadas a actualizarse. Hay mayor aprendizaje de lenguas e historia, y se regresa a algo olvidado como el respeto al propio idioma, a la urbanidad y a la ética.

 

También habrá un vuelco en la profesionalización. Posiblemente desaparezca el término genérico de “periodistas”, por quedar poco de periodicidad en las modernas comunicaciones. Los medios prefieren a titulados en otras ramas, como derecho, medicina o negocios, que agreguen una especialización dentro del periodismo digital instantáneo. Este periodista, desde luego, gana mucho más que el antiguo “todero”.

 

Los concursos y los premios

Otra de las costumbres que tendrá cambios es la de estimular a los periodistas con premios y concursos.

 

Por lo general se trata de instituciones y empresas con el mejor ánimo de reconocer méritos, que terminan en una rutina de sonora autopublicidad. La nueva época es propicia para fijar objetivos más precisos de esos concursos, a fin de hacer muy rigurosa la selección de los trabajos.

 

Un gran problema colombiano ha sido el de que, por la lentitud o la politización de la justicia, algunos periodistas consideran que pueden ser investigadores o jueces que aplican castigos inmediatos y sin debido proceso. Este tipo de periodismo, por lo escandaloso y precipitado, es más atractivo que el destinado a informar, comentar y denunciar con seriedad, valor y decencia en el tono y lenguaje.

 

La propuesta es premiar más la creatividad que la algarabía.

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