Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
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Bogotá, Colombia

“NUESTRO NEGOCIO ES LA PAZ”

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En la defensa de la paz y de la democracia, a quienes gozan del privilegio de tener capacidad para influir y crear conciencia y opinión no les es posible ser neutrales y eso, a mi juicio, lo han entendido y lo practican los ejecutivos y empleados de Coca-Cola Servicios de Colombia S.A., y Coca-Cola FEMSA; dos empresas que, para efectos de esta nota, son una sola, que trabaja solidariamente por la paz y la reconciliación. Por Gustavo Castro Caycedo, escritor, periodista y consultor de televisión.


 

Analizando los programas de alto contenido humano que desarrollan en estas empresas con su visión de responsabilidad social (RS), no son para ellas un simple acto de bondad, sino la convicción de que Colombia está saturada de violencia, de odios, de comportamientos antisociales. La empresa privada puede y debe apostarle a la paz, con el apoyo de quienes trabajan en ella y sus familias, de ejecutivos eficientes que, además, son y actúan como seres humanos que sienten.

R44P36G02La inquietud sobre este asunto me llevó a un diálogo conjunto con Marco Llinás Volpe, gerente de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Coca-Cola Servicios de Colombia, y su ejecutiva, Alexandra Fuentes, y con Carlos Enrique Suárez, gerente Asuntos Corporativos Coca-Cola FEMSA, quienes hablan sobre el tema con pasión, convencidos de las bondades de la responsabilidad social empresarial, sincera; de su misión multiplicadora que propicia crecimiento personal, profesional y familiar a personas marginadas socialmente.

Coca-Cola ha aportado a la causa de Fundacolombia más de once millones de dólares. Esta ha  beneficiado a  17.000 niños y jóvenes en 14 departamentos, propiciando oportunidades de educación y trabajo.

En Coca-Cola vienen generando conciencia en el sector empresarial, sobre la necesidad de generar oportunidades que se conviertan en fuente de crecimiento para las poblaciones marginadas. Hasta hoy, con resultados exitosos, han capacitado a más de 500 personas como Técnicos Laborales por Competencias en Cocina. Según Ricardo Cortés, presidente de Coca-Cola para la Región Andina, “estos técnicos hacen parte de una de las comunidades más marginadas de Bogotá”.

Sus ejecutivos humanizados dan ejemplo, y “contagian” a los de otras empresas para que funjan ejemplarmente como maestros, comprometidos con los sueños de unos seres humanos en desgracia, capacitándolos para la vida. Ellos están probando que el humanismo empresarial es la fórmula más efectiva para enfrentar los problemas sociales de los más desprotegidos y vulnerables, de personas excluidas del mercado laboral, en emergencia económica y social.

R44P36G02Lo de la capacitación a guerrilleros y paras comenzó cuando la dirección general de Coca-Cola FEMSA (la compañía de bebidas más grande de Latinoamérica y la segunda más grande del sistema Coca-Cola en el mundo) estableció como uno de sus focos de intervencion social: trabajar por la paz y la reconciliación en Colombia.

 

Esperaban 15, y llegaron 40

Han pasado dos años y medio desde cuando los directivos de Coca-Cola FEMSA concluyeron que aparte del dinero que donaban, podían hacer algo más importante: entregar “conocimiento”. La idea maduró, y diseñaron un programa para donar su tiempo laboral. Y entonces, 150 ejecutivos de mercadeo, recursos humanos, producción, distribución... “se metieron en el asunto”.

El lanzamiento del proyecto generó temor, porque ellos fueron víctimas de la violencia de grupos paramilitares y de la guerrilla. Pero la idea fue acogida desde el principio; abrieron inscripciones para capacitar a desmovilizados y desplazados; esperaban 15, y llegaron 40. Ya habían formado a los voluntarios para que enseñaran las temáticas de sus áreas.

Cuando el vicepresidente de Asuntos Corporativos de Coca-Cola FEMSA, el señor Felipe Márquez y  Álvaro Pérez, un exguerrillero de las Farc, fueron protagonistas de una noticia, para muchos fue algo insólito.

Álvaro, (hoy proveedor de uniformes y artículos de merchandising de Coca-Cola) aprendió producción, mercadeo, ventas y contabilidad, que le enseñaron los profesionales de esta empresa, en su sede. Y como a é1, a infinidad de exguerrilleros y paramilitares, y a muchos desplazados por la violencia, seres humanos cuyo esfuerzo y talento estaba desperdiciado.

R44P36G03El movimiento de conciencia social y la práctica sincera de la filantropía que están desarrollando Coca-Cola FEMSA y Coca-Cola Servicios de Colombia S.A., es un fenómeno ejemplar que experimenta hoy el país, por estimular desde la empresa privada soluciones a algunos de los problemas sociales más sentidos, propiciando elementos valiosos a favor de la paz, la solidaridad, la convivencia y el perdón. Despertar el espíritu de compromiso social genera un gran potencial para construir, a partir del privilegio de poder dar, correctamente utilizado; para motivar comportamientos positivos de personas que hasta hace poco eran desadaptados sociales, y para sensibilizar en el bien común, a sus ejecutivos y colaboradores al servicio real del ser humano, del hombre, de la mujer, de la familia, y claro, al rescate de su dignidad perdida.

Los “apóstoles ejecutivos” con criterio humano saben que vivimos en un sistema de libre empresa, pero no de cualquier manera, ellos entienden que la rentabilidad económica y los beneficios pueden y deben ir simultáneamente de la mano con la rentabilidad social y, esto, por añadidura, generará la admiración y la confianza de quienes detectan esa acción solidaria. Las empresas que actúan con sincera responsabilidad social, merecen y logran la retribución y fidelidad de sus consumidores.

Uno se regocija al pensar lo que pueden experimentar el alma y el corazón de un desplazado, o de un reinsertado, o de los habitantes de tugurios, al sentir la mano amiga de los directivos de una empresa que les enseña a vivir y a reconciliarse con la sociedad a experimentar un cambio de actitud. De madres cabeza de hogar, familias de artesanos desplazados, víctimas de la maldita violencia que daña a Colombia, quienes por fin sienten realizada su ilusión de poder y saber trabajar para sobrevivir, que convierten sus ranchos en tiendas o prósperos talleres que les permitirán luego una vivienda más digna, una mejor calidad de vida. Parodiando a la misma Coca-Cola, es algo así como recuperar “la chispa de la vida”.

Alternativas de desarrollo y convivencia

Marco Llinás dice: “Nuestro negocio: La paz”, y cuenta: En agosto pasado, en el Hotel JW Marriott, se graduaron como Técnicos Laborales por Competencias en Cocina 93 ciudadanos desplazados, reintegrados y víctimas de la violencia, quienes tras 18 meses de capacitación, tienen hoy posibilidad de aspirar a un empleo.

Y agrega:“Esta iniciativa cuenta con un acuerdo de capacitación laboral suscrito con el centro Juan Bosco Obrero; tiene el apoyo de la Presidencia de la República, a través de la Alta Consejería para la Reintegración, y da alternativas de desarrollo, convivencia, crecimiento social y supervivencia a la población más vulnerable”.

R44P36G04Como se trata de temas sensibles y con riesgos, muchas empresas evitan tomar un camino tan delicado, pero Coca-Cola hace la diferencia, siguiendo estrategias de la Alta Consejería para la Reintegración. Porque, “alguien tiene que ayudar al gobierno”. Sus ejecutivos hacen un llamado de honor, una invitación a otros empresarios, en reuniones en las cámaras de comercio; y en desayunos empresariales que buscan su aceptación al tema de reintegración.

La Alta Consejería conduce a los participantes a las instalaciones de la multinacional y los gerentes les dan las clases; es una experiencia enriquecedora con grupos sociales heterogéneos, con gente de otros estratos, pobres históricos. Allí están paras y guerrilleros juntos y se entienden bien. En el lanzamiento de este programa en Barranquilla, un guerrillero se reencontró con un para que era de su pueblo y se dieron un abrazo sincero, desde ese entonces ambos participan del programa Banco de Tiempo en dicha ciudad.

Los Bancos de Tiempo Coca-Cola FEMSA son una herramienta de paz, porque forman a quienes han entregado las armas y se han acogido a los programas de reintegración diseñados por el Estado, para que logren desarrollar sus planes de negocios o puedan competir en igualdad de condiciones en el mercado laboral. Hasta hoy, generando un compromiso real con el país, se han lanzado bancos en Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla Montería y Valledupar.

 

Los ejecutivos de Coca-Cola FEMSA se sienten orgullosos de haber logrado hasta hoy la integración de 160 voluntarios de  la compañía a los programas de responsabilidad social, de haber formado a más de 170 reintegrados de Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Montería, Valledupar en el tema de “cómo constituir empresas”, 49 de los cuales han hecho realidad sus planes de negocio; 35 hacen parte de empresas proveedoras de Coca-Cola. Y a mi juicio, su mayor logro es que muchas empresas se vienen sumando, trabajando por la Paz y la reconciliación como uno de sus programas.

Coca-Cola FEMSA cuenta con otro programa de formación dirigido a los reinsertados y comunidades en general, se trata de los Centros Comunitarios de aprendizaje CCA. Hay centros de aprendizaje en Santa Marta, Guapi, Medellín y Santuario, con clases virtuales del Instituto Tecnológico de Monterrey, y apoyo de Alcaldías y de la Alta Consejería para la Paz.

 

Participación hasta de 50 países

R44P36G05Para sensibilizar a los empresarios en su compromiso por aportar a la paz de nuestro país, estas dos compañías se han convertido en socios estratégicos para la Alta Consejeria, y conjuntamente han realizado conciertos, desayunos empresariales, han participado en foros internacionales y  en encuentros de desarme y desmovilización, con participación hasta de 50 países. Se dan becas para estudiar 1.600 horas de culinaria, en las que hay una permanencia de 70% de quienes inician. Sus programas de responsabilidad social se agrupan bajo la plataforma “Viviendo Positivamente”, filosofía que abarca el cuidado del medio ambiente, el bienestar y el ambiente de trabajo de sus empleados y su salud emocional, la vinculación con la comunidad; el cuidado del agua, los empaques sustentables, y la vida activa y saludable.

 

Carlos Enrique Suárez Sanz, concluye: “Estos importantes logros se han obtenido gracias al compromiso que en materia de paz y reconciliación se ha propuesto nuestra organizacion y a la acogida que estos programas han tenido por parte de nuestros empleados. Hemos aprendido a perdonar y olvidar y a trabajar conjuntamente por la paz”

Y para terminar, Marco Llinás recalca: “Nos queda la satisfacción de contribuir en la construcción de un mejor país en el que haya igualdad de oportunidades para todos; de haber ganado a pulso una autoridad moral empresarial; de pertenecer a una empresa incluyente, que promueve la igualdad, y de ser ejemplo real de un sano protagonismo en los procesos de reconciliación y paz”.

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