Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
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Bogotá, Colombia

CADENA MELODÍA DE COLOMBIA “EN LA RADIO CABE EL RESPETO”

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Temprano en los años sesenta, Efraín Páez Espitia visitaba ocasionalmente la emisora Radio Cristal, “una de las primeras que llegó a Colombia y una de las más importantes”. Desde ese entonces los tornamesas, las voces, los micrófonos y la oportunidad de poder comunicarse con la gente fue tocando fibras para él desconocidas, que de alguna forma empezaban a conectarse con su espíritu emprendedor, hasta que la idea de crear una emisora y tener un espacio en la radio surgió en 1970. Así, acompañado de su hermano mayor compraron una emisora llamada La Voz del Tequendama. “Nosotros adquirimos la frecuencia de esa emisora que nos costó un millón de pesos. La pagamos con unas tierras, con unos carros, con plata que reunimos de un lado y otro”.

 

“Teniendo esa emisora, comenzamos a escucharla y como no sabíamos de radio, entonces poníamos el radio aquí y allá para sintonizarla pero no la oíamos. ‘¿Y por qué no la oíamos?’, nos preguntábamos, mientras que las demás sí se escuchaban muy bien. Después de un tiempo fue simple entenderlo, habíamos comprado una frecuencia cuya antena estaba en Tunjuelito y tanto equipos como estudio no servían para nada, así que pensamos en vender. No nos daban nada porque nadie nos oía. Pero insistimos”.

¿Esa intención de seguir era marcada por sus ganas de crear empresa o porque usted sentía algo especial al estar frente a un micrófono?

 

“Por emoción, por satisfacción, no lo tenía claro, incluso ni siquiera lo veía como un negocio para ganar dinero. Pero obviamente para hacer radio se necesita de él y cuando nos dimos cuenta de que estábamos gastando nuestros ahorros y no recibíamos ni una cuña, entonces tuvimos la necesidad de conocer mejor cómo funcionaba la radio. Viajamos a la Argentina, porque decían que en ese país se estaba haciendo muy buena radio, una vez que conocimos lo que de verdad necesitábamos: un buen transmisor, una buena antena, buenos estudios, buenos micrófonos, en una palabra, buen sonido; y con el buen sonido, buenas voces y buena programación lo hicimos, y las cosas empezaron a cambiar igual que el nombre de la emisora a la que bautizamos Nuevo Continente. Contratamos a Sofía Morales, que era muy famosa por esos días, y con ella estaban Alberto Piedrahita Pacheco y Juan Harvey Caicedo, entre otros, y llegamos a ocupar el primer lugar de audiencia”.

 

Fue por esa época cuando creaste el primer programa de radioteatro para aficionados –recordó Gerardo hijo, mientras seguía con atención la historia de su propia empresa–.

“Sí”, afirmó orgulloso el fundador, rescatando de su memoria aquellos buenos tiempos, y comentó: “Una vez que subió la sintonía y estábamos en el primer lugar, las cuñas llovieron y el radioteatro fue una de las estrategias para poder ubicar las cuñas. Tiempo después, sin esperárnoslo, llegó un pastor americano, que incluso fue candidato a la Presidencia de Estados Unidos, y nos ofreció comprar la emisora. Vendimos porque la oferta era buena y nos quedamos con las manos cruzadas, ‘¿y ahora qué hacemos nos preguntamos con mi esposa?”.

La pregunta no necesitó mucho tiempo para encontrar respuesta, pues el ADN de Efraín Páez Espitia ya tenía escrita la palabra “radio”. Compró entonces otra emisora, “y la pusimos nuevamente en primer lugar”. Y es que este pionero de la radio siempre habla en plural, su núcleo familiar ha sido desde siempre la cabeza y el motor de las decisiones: “Somos una familia integrada por cinco personas: mis tres hijos –Gerardo, Fernando y Nubia–, mi señora y yo, y hemos hecho esta empresa a pulso. Hemos sido una familia muy unida. Todo para todos, ese es nuestro fundamento”.

 

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La compra de la nueva emisora fue sólo el primer paso; el profesionalismo, la inversión en equipos que garantizaran calidad y el empleo cuidadoso de los recursos apuntalaron la llegada de la emisora al primer lugar y la creación de más emisoras en ciudades como Cúcuta, Bucaramanga, Medellín, y hasta en el departamento del Chocó; en total 27 emisoras en todo el país que constituyeron una importante cadena radial. Para ese entonces, los intereses personales de la pareja Páez Mejía estaban centrados en conseguir logros educativos profesionales para sus hijos que habían sido enviados a estudiar al exterior, mientras Efraín padre ocupaba su silla en el Senado de Colombia. Sin esperarlo, “un desfalco de inmensas proporciones nos obligó a cambiar de estrategia”.

 

A la visión de su fundador se le reconocen sus incursiones acertadas y decididas en terrenos desconocidos, como es el caso de su ingreso y su apuesta por la F.M. en donde fueron los primeros. Hoy la familia es propietaria de Melodía Estéreo 96.9 Mhz en F.M. y Melodía 730 Khz en A.M. y posee acciones en otras emisoras. Es propietaria de la Voz Amiga en Ubaté y tiene 22 emisoras asociadas en todo el país. A su vez, Melodía está asociada con La Voz de los Estados Unidos y tienen conexión satelital Radio Francia Internacional.

 

“La radio es el arte de comunicar lo bueno, lo justo y lo equitativo. Nosotros lo hemos cumplido y seguimos trabajando por el país, por la sociedad, con la enorme satisfacción de estar diciendo cosas positivas, aunque también señalamos lo negativo dentro de nuestra filosofía de respeto”, insistió Páez Espitia, y concluyó: “Pienso que la radio que se maneja con un criterio serio, objetivo, que presta un servicio a la opinión pública, se gana la simpatía del oyente y tiene vigencia, mientras que la radio que condena y llega al agravio con sus interlocutores puede vivir una etapa en la que sube, pero cuando el oyente se entera de los verdaderos intereses que la mueven se va a pique total”.

 

La familia Páez Mejía también incursionó en la televisión, sin embargo prefirió dedicar su experticia a la radio, esa radio que hoy en día gracias a Internet les ha hecho ganar alrededor del mundo más oyentes. Precisamente sobre los cambios tecnológicos y el futuro de la radio Efraín Páez Espitia comentó: “Es evidente que los nuevos medios de comunicación y los adelantos tecnológicos están cambiando la manera de escuchar música. Pero la radio está ahí, y para ella también vienen cambios tecnológicos muy grandes que nos aseguran un cubrimiento total, con posibilidad de que existan más emisoras para una población que crece. Yo diría que la radio del futuro será la que responda a un criterio sano, efectivo, que cumpla verdaderamente con la calidad que necesita, merece y exige el medio de comunicación y sus oyentes”.

 

Refiriéndose a su relación con la radio y al legado de su padre, Gerardo Páez Mejía, abogado y periodista, recalcó la visión, la transparencia y los principios que han permanecido intactos a lo largo de estos cuarenta años en la familia, al mismo tiempo insistió en la misión social, responsable y respetuosa que debe permanecer inalterable en los medios de comunicación social y concluyó: “En la radio hay unos que nacen hechos y otros que nacemos y nos hacemos y vamos creciendo y vamos aportando al país y tenemos ideas para  hacer una radio diferente”.

 

Fernando Páez, por su parte, añade que mantener a Melodía vigente responde al interés de la empresa por renovarse permanentemente. Año tras año asisten a eventos de carácter internacional que les permiten actualizarse en conocimiento y en la compra de equipos de última tecnología para garantizar la calidad del sonido.

Pensar en el retiro o en vender Melodía a una gran multinacional no será por ahora una posibilidad para la familia Páez Mejía. “Hace un par de meses  –confesó don Efraín– nos ofrecieron bastante dinero, y yo no podía dormir tranquilo; una noche me levanté a las tres de la mañana y sentí que me arrancaban algo del corazón, algo que con tanto esfuerzo y cariño habíamos construido, y esa razón fue suficiente para ni siquiera considerar esa opción”.