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Coaching ...

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Para aquellos ejecutivos, líderes ó empresarios a los que les gusta aprender pero no les gusta que les enseñen. Por Rodrigo Jaramillo Arango.  Coach Ejecutivo y de Equipos*, socio de CIMA COACHING, Bogota.

 

La palabra Coach viene del término “Coach” en inglés, que significa coche, con la cual se pone de presente una labor de acompañamiento en el tránsito entre una situación y otra o entre un estado emocional  y otro. Ese es precisamente el propósito de un proceso de coaching.

Una de las mejores definiciones de Coaching proviene de  una coach profesional norteamericana altamente reconocida de nombre Pamela Richards, expresidente de la Asociación Mundial de Coaches. Dice así: “El coaching es una relación progresiva que se enfoca en que los clientes tomen acciones conducentes a la realización de  su visión, sus metas y sus objetivos. El coaching se basa en un proceso de descubrimiento interno y personal, tendiente a construir e incrementar el nivel de conciencia y de responsabilidad en el cliente y a proveerlo con la estructura, el apoyo y la retroalimentación necesaria para su crecimiento. El proceso de coaching ayuda a los clientes a definir y a alcanzar metas extraordinarias tanto personales como  profesionales en forma mas rápida y con mas facilidad de la que hubiera podido lograrse en condiciones diferentes”

A principios de la década de los 90,  entre los altos ejecutivos de las grandes corporaciones norteamericanas se fue  abriendo espacio la idea de que en forma similar a como los deportistas mas exitosos y los equipos de diferentes deportes contaban con  un coach, entrenador o director técnico, la misma figura  podría adoptarse para acompañar a los directores de las grandes compañías. Tal idea fue progresando y difundiéndose en los países europeos, Australia, Japón  y en menor medida en los del tercer mundo.  En la actualidad esa tendencia ha adquirido  una dinámica muy apreciable hasta el punto de que 60 por ciento de los altos ejecutivos  de las grandes corporaciones norteamericanas utiliza un coach personal o ejecutivo. (Joan Kofodimos, The Executive Coaching Solution, 2007). Esa opción se ha  extendido también a funcionarios del estado de todos los niveles de la administración, a las entidades no gubernamentales, a aquellas sin ánimo de lucro,  a los cuerpos militares y de policía  y por supuesto a miles y miles de personas que a nivel individual contratan sus procesos de apoyo  con el coach de su preferencia.

En el mundo se han desarrollado numerosas escuelas de formación que capacitan en el arte del coaching. Mediante el cumplimiento de ciertos requisitos y exámenes las personas así entrenadas pueden aspirar a certificarse con el ICF - Internacional Coach Federation – entidad a la que pertenecen mas de 12. 000 afiliados de más de 50 países, o con organismos europeos o de diferentes países. En Colombia existe un capitulo de tal agremiación desde el año 2000.

Además de los procesos de coaching personal que representan la modalidad más frecuentemente buscada, en nuestro país ha adquirido una importancia relevante el coaching ejecutivo, impartido a un apreciable número de directivos en las empresas. Tanto los procesos personales como los ejecutivos tienen generalmente una duración de 15 a  20 horas de trabajo con sesiones conversacionales de una hora y de frecuencia semanal.

El objetivo de un proceso de coaching ejecutivo  es potenciar el desarrollo personal del cliente y por lo tanto el de la empresa en que este se desempeña, mediante un diálogo en el cual la intervención del coach consiste, en el mejor estilo de Drucker, en plantear preguntas poderosas que conducen al cliente a “darse cuenta” de sus deseos, su visión, su misión, sus planes  y la forma de alcanzar las metas y tomar las acciones conducentes a ello. No en vano un importante autor sobre la materia dice que los coaches son “mercaderes de posibilidades”.  (Robert Hargrove, Masterful Coaching Fieldbook, 2000).

En el proceso,  la relación se convierte en una alianza entre cliente y coach. El primero generalmente desea alcanzar una o mas de las siguientes metas: un mejor nivel de desempeño, incrementar sus conocimientos, un mayor nivel de crecimiento personal, mejor éxito en sus carrera o mejorar su satisfacción con la vida. Por su parte el coach será su apoyo y el  catalizador de ese proceso de enriquecimiento personal. Entre los dos se crea un foco en el cual el cliente establece sus metas de sus aspiraciones. En el coaching no se abordarán  los problemas emocionales ni psicológicos del cliente. Cuando el coach se encuentra con tales situaciones debe remitir o recomendar al cliente un profesional en la materia.

El coaching ejecutivo se centra en el cubrimiento de temas relacionados con la efectividad y el  logro de las metas laborales del cliente. Los temas tratados con mayor frecuencia en estos procesos son la potencialización  de habilidades gerenciales y de liderazgo, el desarrollo y construcción de equipos de alto desempeño, y la adquisición  de competencias gerenciales propias de la inteligencia emocional. En todas las actividades y procesos de coaching prima la absoluta confidencialidad aun con la dirección de la empresa que lo patrocina y que cubre los honorarios del coach.  

Finalmente,  viene a mi mente una de las muchas frases de Winston Churchill aplicable a la temática del coaching: “A mi me gusta aprender pero no me gusta que me enseñen”. Esta es en suma una de las conclusiones de un buen proceso de coaching. En estos el  cliente aprende, mejor aún autoaprende, pero el coach no le enseña ni es su asesor. Le permite si encontrar sus propios recursos y respuestas, descubriendo y validando sus propios valores.

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Associated Certified Coach .
Internacional Coach Federation (ICF)

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