Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
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Bogotá, Colombia

Los quince minutos de fama "The Factory"

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Ya que está tan de moda y que podemos disfrutar de su exposición en el Museo de Arte del Banco de la República (y otras sedes como la Fundación Gilberto Alzate Avendaño) hasta septiembre, hablemos de Warhol. Por María Isabel Restrepo R., directora de la Escuela Artes y Oficios Santo Domingo.

 

Su verdadero nombre era Andrew Warhola. Nació en Pittsburgh (Pennsylvania) el 6 de agosto de 1928 y murió en un hospital de Nueva York el 22 de febrero de 1987. Además de pasar a la historia con sus serigrafías de latas de sopa Campbell, sus Marilyn, sus Jackie O., sus Liza Minelli, su Mao Tse–tung tan andrógino y su interés plástico por los objetos cotidianos, pasará a la historia por su estilo de trabajo, sus fiestas, sus orgías, su amor por la decadencia, su universo gay y sus amigos, todo lo cual ocurría y todos los cuales desfilaban por su taller, The Factory (La Fábrica), nombre muy apropiado si nos acordamos del interés del artista por los métodos industriales de trabajo, sus procesos llevados a cabo por operarios como en una fábrica y la masificación de sus obras gracias precisamente a sus procesos (serigrafías o screens).
En The Factory sucedía de todo: mientras unos consumían anfetaminas, los otros hacían música (Velvet Underground, Bob Dylan, Mick Jagger y otros), los obreros imprimían serigrafías, los actores o pseudoactores drogados o no rodaban y actuaban en películas pensadas y producidas por Warhol y los demás se dedicaban a celebrar bodas entre drag Queens, a tener sexo sin ningún pudor o a seguir inyectándose con cuanta cosa había por ahí. En este espacio sucedía todo lo que sucede en una sociedad decadente, era como una sociedad en chiquito con toda su fauna y todas sus prácticas.
Warhol hablaba de los quince minutos de fama a los que cada ser humano tiene derecho, así que nombraba estrellas dentro de este grupo de personajes a uno y después a otro. Una de las estrellas más famosas en este mundillo fue Eddie Sedgwick, una modelo casi anoréxica y actriz de varias de estas películas, que murió de sobredosis en 1971.
Por The Factory pasaban miles de personajes y era un sitio de reunión tan importante como la famosa discoteca Studio 54 pero más exclusiva, menos numerosa pero igual de concurrida guardando la proporción y casi con la misma densidad de celebridades.
Toda la sociedad estadounidense concentrada primero en un espacio de la calle 47 este de Midtown y posteriormente en Union Square, cuando Warhol decidió mudarse con toda su banda de parásitos, muchos de ellos sostenidos por Warhol mismo y los demás auto- sosteniendo su ritmo de vida y su adicción a las drogas gracias a sus enormes fortunas. The Factory funcionó desde 1963 hasta 1968, en plena época hippie. Sus paredes eran plateadas, es decir, brillaba tanto como las estrellas que la frecuentaban.
Una cuña a los que les interese la música: Velvet Underground y su cantante, Lou Reed tienen una música bastante interesante y la voz de Reed, en mi humilde opinión, es una de las mejores de los años sesenta y setenta en Estados Unidos. Aún hoy sigue cantando y lo recomiendo a los amantes de la música hippie del Nueva York sesentero.
Igualmente recomiendo la lectura del libro de Warhol, Mi Filosofía de A a B y de B a A y obviamente, visitar la exposición en Bogotá

Su verdadero nombre era Andrew Warhola. Nació en Pittsburgh (Pennsylvania) el 6 de agosto de 1928 y murió en un hospital de Nueva York el 22 de febrero de 1987. Además de pasar a la historia con sus serigrafías de latas de sopa Campbell, sus Marilyn, sus Jackie O., sus Liza Minelli, su Mao Tse–tung tan andrógino y su interés plástico por los objetos cotidianos, pasará a la historia por su estilo de trabajo, sus fiestas, sus orgías, su amor por la decadencia, su universo gay y sus amigos, todo lo cual ocurría y todos los cuales desfilaban por su taller, The Factory (La Fábrica), nombre muy apropiado si nos acordamos del interés del artista por los métodos industriales de trabajo, sus procesos llevados a cabo por operarios como en una fábrica y la masificación de sus obras gracias precisamente a sus procesos (serigrafías o screens).

 

En The Factory sucedía de todo: mientras unos consumían anfetaminas, los otros hacían música (Velvet Underground, Bob Dylan, Mick Jagger y otros), los obreros imprimían serigrafías, los actores o pseudoactores drogados o no rodaban y actuaban en películas pensadas y producidas por Warhol y los demás se dedicaban a celebrar bodas entre drag Queens, a tener sexo sin ningún pudor o a seguir inyectándose con cuanta cosa había por ahí. En este espacio sucedía todo lo que sucede en una sociedad decadente, era como una sociedad en chiquito con toda su fauna y todas sus prácticas.

 

Warhol hablaba de los quince minutos de fama a los que cada ser humano tiene derecho, así que nombraba estrellas dentro de este grupo de personajes a uno y después a otro. Una de las estrellas más famosas en este mundillo fue Eddie Sedgwick, una modelo casi anoréxica y actriz de varias de estas películas, que murió de sobredosis en 1971.

 

Por The Factory pasaban miles de personajes y era un sitio de reunión tan importante como la famosa discoteca Studio 54 pero más exclusiva, menos numerosa pero igual de concurrida guardando la proporción y casi con la misma densidad de celebridades.

 

Toda la sociedad estadounidense concentrada primero en un espacio de la calle 47 este de Midtown y posteriormente en Union Square, cuando Warhol decidió mudarse con toda su banda de parásitos, muchos de ellos sostenidos por Warhol mismo y los demás auto- sosteniendo su ritmo de vida y su adicción a las drogas gracias a sus enormes fortunas. The Factory funcionó desde 1963 hasta 1968, en plena época hippie. Sus paredes eran plateadas, es decir, brillaba tanto como las estrellas que la frecuentaban.

 

Una cuña a los que les interese la música: Velvet Underground y su cantante, Lou Reed tienen una música bastante interesante y la voz de Reed, en mi humilde opinión, es una de las mejores de los años sesenta y setenta en Estados Unidos. Aún hoy sigue cantando y lo recomiendo a los amantes de la música hippie del Nueva York sesentero.

 

Igualmente recomiendo la lectura del libro de Warhol, Mi Filosofía de A a B y de B a A y obviamente, visitar la exposición en Bogotá

 

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