Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia
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Bogotá, Colombia

Crisis financiera y recesión

Mientras que la crisis financiera y la recesión se retroalimentan, y se abandonan por parte de los organismos financieros internacionales las esperanzas de una pronta recuperación, las tesis del libre mercado y la globalización pasan a un segundo plano y resurge como el ave Fénix el nacionalismo económico para defender a capa y espada el empleo y la producción del respectivo país. Por Guillermo Núñez Vergara, ex presidente de la Asociación Bancaria de Colombia.

La gigantesca crisis del sistema financiero internacional, originada en los Estados Unidos con los créditos hipotecarios y que estalló el año pasado, le imprimió una velocidad, que nadie se imaginó, a la desaceleración de la economía mundial y cuyos mayores efectos los han sentido hasta ahora los países más desarrollados.

Las potencias mundiales

Durante el último trimestre del año 2008, el PIB de los Estados Unidos descendió a una tasa anual de 6.2%; el Japón, la segunda economía, registró una disminución de 12.7% y Alemania, hasta ese momento la tercera economía, tuvo una contracción de 8.2%, también en el último trimestre del año pasado. Obviamente las tasas de desempleo se han incrementando de manera notoria y están en niveles que los países del primer mundo no experimentaban hace ya varias décadas.

Para el presente año tendrán crecimiento negativo los Estados Unidos, la zona euro, el Japón y muchos países emergentes, con la perspectiva de que la situación se agrave aún más mientras no se solucione la crisis financiera que, junto con la recesión, se están retroalimentando mutuamente. Por esta razón, los organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Europeo, vienen corrigiendo periódicamente hacia la baja los pronósticos y han abandonado la esperanza que alcanzó a abrigarse de que a partir del segundo semestre de 2009 podríamos comenzar a ver la recuperación de las economías.

Para hacer frente a tan dramática situación, estos  países  están emitiendo deuda pública en cantidades enormes con el propósito de financiar los paquetes de estímulo fiscal, para apuntalar los sistemas financieros y para apoyar algunas empresas de sus respectivos países, calculándose que los déficits fiscales se van a incrementar de 2% del PIB en el 2007 a 7% en el presente año. Dentro de estos programas de estímulo fiscal aparece la nueva cara del proteccionismo, que no es nada distinto al  nacionalismo económico, es decir, la protección de las empresas y los empleos en sus propios países, favoreciendo las compras locales y apoyando la producción nacional. Las tesis del libre mercado y de la globalización por las que condujeron al mundo los países más poderosos, ahora pasan a la despensa y entra en acción la política de defender, al precio que sea, los puestos de trabajo y el funcionamiento de las empresas.

Los países emergentes
Para los inversionistas ha sido una sorpresa el declive tan acelerado de este grupo de países, situación que se comenzó a registrar desde los últimos meses del año pasado y que persiste en lo corrido del presente año; muchos gobiernos de estas naciones han sido igualmente sorprendidos y por eso  no todos se están moviendo con la misma rapidez para enfrentar la crisis.

En nuestra región latinoamericana, tal vez los países que con mayor prontitud han actuado son México y Chile que desde comienzos del presente año estructuraron un conjunto de medidas. En México, con la participación de las organizaciones empresariales y sindicales se acordó, por ejemplo, apoyar a las empresas que tengan que frenar la producción y opten por no despedir a sus trabajadores, se reforzó el programa gubernamental de empleo temporal y el seguro de desempleo y se congelaron los precios de la gasolina y el gas. Seguramente este  país no podrá salvarse de la recesión este año, pero por lo menos amortigua el impacto. Chile, que tuvo la precaución de hacer ahorros durante la época de las vacas gordas, adelantará unos programas de ayuda directa a la población, otorgando un bono por el equivalente de  $ 64 dólares  a personas que tengan ingresos mensuales inferiores a $ 760 dólares, lo cual alcanza a ciertos estratos de la clase media y simultáneamente  se rebajaron impuestos, todo esto contenido en un proyecto de ley que el Congreso de ese país, consciente de la gravedad  de la situación lo aprobó en menos de un mes.

La voltereta colombiana
Para darnos cuenta de lo que nos está pasando, lo mejor es mirar los cambios de los principales indicadores y variables económicas y la percepción que la gente tiene de la situación por la que estamos atravesando.

1. La tasa de cambio. Después de luchar desde el año 2003 contra la revaluación, desde el segundo semestre del año pasado estamos luchando porque la devaluación no sea demasiado acentuada. Los hechos nos indican que en este año 2009 dispondremos de una menor oferta de dólares, porque tendremos menos ingresos por exportaciones, por remesas, por inversión extranjera y por recursos de crédito externo. Además, está el gran interrogante del comportamiento del mercado venezolano, las restricciones para nuestras exportaciones al Ecuador y una recesión en los Estados Unidos que indudablemente impactará el comercio con nuestro mayor mercado.

2. La caída del PIB. Después de crecer 7.7% en el año 2007, a duras penas alcanzaremos,  en el mejor de los casos,  3% en el año 2008, como consecuencia de la fuerte desaceleración en el cuarto trimestre del año pasado. Para el año 2009 la proyección hecha por el gobierno de un crecimiento de 3% será imposible de lograr, porque a lo largo del año continuaremos en bajada. No olvidemos que el notorio crecimiento de los últimos años estuvo sustentado en unos mercados vigorosos de nuestros principales socios comerciales –Estados Unidos y Venezuela-, unos precios altos de nuestros productos de exportación, abundantes y no tan costosos recursos de crédito  provenientes  del exterior, un importante volumen de remesas y una importante inversión extranjera. Toda esta estantería se ha deteriorado en forma palpable y no será posible restablecerla a lo largo del presente año. Prefiero que cada persona saque sus propias conclusiones con base en los hechos que tiene frente a sus ojos, pero pienso que lo más probable es que en el año 2009  registremos  un crecimiento negativo del PIB.

3. La situación fiscal. Definitivamente las finanzas públicas no nos ayudan para amortiguar el ciclo recesivo. Desde la famosa Constitución del año 91 venimos arrastrando un déficit fiscal del gobierno central y en el presente año, el crecimiento de los ingresos será menor a la cifra  esperada  y los gastos están proyectados para crecer un 17.1%, de tal manera que el hueco fiscal que el gobierno calcula en $ 5.5 billones, para los analistas y los centros de investigación, puede ser superior a los $ 10 billones.

4. La inflación. En los dos últimos años, 2007 y 2008, la inflación desbordó las metas del Banco de la República y ésta era una preocupación diaria y permanente. Ahora la situación es muy diferente y las angustias por el comportamiento de los precios de la canasta familiar ya no son de la misma envergadura, lo cual explica las reducciones en las tasas de interés que ha hecho en los últimos meses el Banco de la República.

5. El desempleo. Como consecuencia del cambio de tendencia del crecimiento de la producción y la menor demanda, el desempleo ha dejado de disminuir y comenzamos a transitar por la ruta del ascenso. En el pasado mes de febrero ya registramos una tasa de desempleo de 14.2% a nivel nacional y debemos tener en cuenta que aún en los momentos  en que el índice estaba más bajo, en el 9.4% en noviembre del 2007, Colombia ya registraba  uno de los peores comportamiento de la región en este campo. Es evidente que la desaceleración económica producirá más desempleo e informalidad y a esto estaremos abocados en el año 2009.

6. La confianza de la gente. La última encuesta de Gallup, hecha en febrero, muestra un empeoramiento de las expectativas de los colombianos en la mayoría de los indicadores de la economía, la cual, hoy por hoy, constituye el principal problema del país con una grave repercusión en el empleo, acompañado esto por la percepción que se tiene sobre los débiles  resultados en la lucha contra la pobreza. De otra parte, en la última encuesta de opinión de Fedesarrollo del mes de diciembre de 2008, la confianza industrial se había derrumbado, ubicándose en terreno negativo y 28 puntos por debajo del registro de diciembre
de 2007. No  son buenos los augurios sobre el estado de ánimo y las preocupaciones de los colombianos.

7. La cuestión política. Estamos en un año preelectoral y de una gran incertidumbre con respecto a la sucesión presidencial, aspecto que posiblemente no se podrá despejar sino hasta finales del año, cuando se sepa si el presidente Uribe estará nuevamente en la contienda. Obviamente estos interrogantes ayudan aún más a la parálisis de la inversión y la actividad económica.

8. El plan del Gobierno para enfrentar la crisis. El gran anuncio estuvo a cargo de Planeación Nacional el pasado mes de enero, cuando resolvió decir que la espina dorsal para luchar contra la crisis sería el plan en infraestructura por valor de $ 55 billones en el año 2009. Esta cifra es una sumatoria de inversiones públicas ya programadas antes de la crisis y de proyectos privados por cerca de $ 23 billones que no tienen nada que ver con las decisiones del Gobierno. Desafortunada salida que simplemente se convirtió en un anuncio publicitario. Siguiendo el ejemplo de las grandes potencias, el Gobierno ofreció una línea de crédito de Bancoldex por valor de $ 500.000 millones para financiar la compra de vehículos de producción nacional con menores tasas de interés y también para electrodomésticos. Esto, junto con el esfuerzo por mantener un gasto público elevado y la reducción de las tasas de interés que adelanta el Banco de la República, son prácticamente las medidas que hasta ahora se conocen y que para cualquier entendido apenas alcanzarían a hacerle cosquillas al monstruo de la recesión, del cual no parecen aún percatarse las mismas agencias del Gobierno como el Ministerio de Minas, que en el peor momento resolvió crear un Fondo de estabilización de los precios de la gasolina.


Estamos en mora de estructurar un gran plan de empleo, enfocado en primer lugar a la población más pobre y a los jóvenes que conforman cerca de la mitad de los desempleados. Para esto habría que echar mano de todos los recursos que puedan encontrarse y que sirvan para hacer frente al ciclo recesivo, como por ejemplo los recursos de ese Fondo de la gasolina, las provisiones bancarias que deben servir en épocas de dificultades y no guardar más cuando estamos en crisis, revisar la política tributaria de las zonas francas, replantear el papel de las Cajas de Compensación, mirar los recursos parafiscales, todo ello enmarcado en una política de gran aliento y con la participación de todos los actores de la vida económica, dejando a un lado el manejo enfocado a producir medidas para  atender los afanes del día a día. La noche se aproxima, pero es mejor proceder con tardanza que dejar de hacerlos.

 

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Las tesis del libre mercado y de la  globalización por
las que condujeron al mundo los países más poderosos,
ahora pasan a la despensa y entra en acción la política
de cada país que busca defender al precio que sea,
los puestos de trabajo y el funcionamiento de las empresas.

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