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Bogotá, Colombia

McDonald’s invertirá US$ 2.000 millones en los próximos siete años

12 Septiembre, 2018

Woods Staton, presidente de Arcos Dorados, habla del futuro de la empresa en Latinoamérica. Woods Staton, colombiano que hace parte de la lista de magnates de ‘Forbes’, anuncia que nuevo proyecto gastronómico en Chocó en asocio con Leonor Espinosa. De no ser por su acento foráneo, asumido luego de más de tres décadas en el exterior, Woods Staton podría pasar inadvertido, pese a ser uno de los magnates listados en la revista 'Forbes'.

Es colombiano, nacido en territorio paisa, pero se mueve entre Uruguay y Argentina. Desde pequeño, con una tradición familiar empresarial, vive entre cifras, pero poco le gusta mencionarlas. Prefiere conversar de manera espontánea de lo que le ha ocurrido en la vida antes y después de ser el inversionista principal de Arcos Dorados, la mayor franquicia de la cadena de comidas rápidas McDonald’s en el mundo.

Se dice que su fortuna sobrepasa los 1.000 millones de dólares. Staton, quien completa 11 años con la franquicia en América Latina y el Caribe, es un hombre de negocios, con olfato para saber dónde apostar, pero también con corazón para dejarse tocar por las comunidades afro del Chocó, donde lanzará un proyecto personal, según se lo contó a EL TIEMPO el hombre que conduce la operación de 2.188 restaurantes de McDonald’s en 20 países.

¿Cómo llegó al negocio?

Por una crisis. Trabajaba con mi familia, hubo conflicto con tíos, primos, salí a buscar empleo y caí en Mc Donald’s. Ese primer empleo fue fruto de una crisis familiar.

Luego traté de traer McDonald’s a Colombia (1982), pero Pablo Escobar estaba en auge y la compañía decidió no venir acá. Para mí fue otra derrota. Nos fuimos a Argentina, instalamos los primeros restaurantes allí, en Uruguay y Chile. Hoy tenemos 20 en América Latina y Caribe.

Y ahora que ya creció, ¿cuál es la apuesta?

Entrar en nuevas ciudades en los países en los que estamos. En Colombia, tenemos al Eje Cafetero y un montón de mercados interesantes.

¿Cómo ve la crítica que se hace a la comida rápida?

Nosotros no tenemos comida rápida, tenemos comida buena y servicio rápido. Los ingredientes que vendemos son los que se tienen en casa: pan, carne molida, papa. Lo que pasa es que la gente busca un chivo expiatorio. Si ves la cantidad de gente que asiste a los Mc Donald’s vienen en promedio dos veces por mes. En ese tiempo no te vas a engordar. Gran parte de la crítica que nos hacen es porque es fácil señalar. Pero estamos haciendo un montón de cosas.

Hace unos 5 o 6 años redujimos las calorías de la cajita feliz para que queden dentro de las normas de consumo de la Organización Mundial de la Salud: 600 calorías por caja. Cada vez buscamos caminos para reducir azúcar agregado y sodio. El problema es que el sodio y la grasa son los vehículos del sabor. Tampoco podemos vender comida insulsa.

Bueno, pero tampoco es comida casera...

Te reto a medir las calorías que tiene una comida típica de cualquier región del país, seguro lleva muchas más que una de McDonald’s. La comida buena de mamá a veces es peor para la salud. Es un tema psicológico. El secreto es el equilibrio.

Cuando inició se propuso 7 años para expandir la empresa: ¿cómo le fue?

Tuve que salir voluntariamente un año mientras hacíamos el proceso de licitación, en el 2007, cuando la compañía estadounidense decidió dejar de operar directamente los restaurantes en la región.

Trabajaba en una compañía que se llamaba Arcos Dorados en Argentina. Manejaba desde allí Suramérica, salvo Brasil. Para estar con todas las leyes americanas no podía licitar y seguir trabajando. Estuve por los lados, tratando de vender el proyecto. Hoy tenemos 11 años de operaciones y estamos muy satisfechos.

¿Se necesita mucho dinero para impulsar la franquicia de una marca famosa?

Si alguien tiene 500 o 600.000 dólares, quiere meterse en un negocio muy divertido, con gran potencial, donde su socio es el dueño de la marca, le dará todo el apoyo, entrenamiento y estará a su lado hombro a hombro, esto es para él.

A propósito, estamos buscando franquiciados. En Colombia hay ciudades intermedias por conquistar: Montería, las del Eje Cafetero; gente joven exitosa en otra cosa. Lo entrenamos y nos aseguramos de que tendrá éxito. Hombre o mujer que sea del lugar, porque de fuera no conoce la ciudad, la gente, el arraigo.

¿En la actualidad tienen franquiciados?

Tuvimos en Cartagena, Barranquilla y Cali. Les compramos y ahora estamos buscando de nuevo.

¿Qué diferencia hay entre un punto que maneja el dueño y un franquiciado?

Si es un restaurante propio enviamos un gerente. El objetivo de este trabajador es seguir subiendo en la compañía, así que puede irse a Bogotá. Un franquiciado quiere quedarse en su lugar.

Y en la parte económica...

Cobramos alquiler y regalías, coinvertimos, pero los números al final del día, para nosotros, dan igual. Lo que sí puede suceder es que el franquiciado venda más que nosotros porque conoce su territorio.

¿Cómo está integrada la fuerza de trabajo?

En Colombia, el 57 por ciento de nuestros empleados son mujeres. En la compañía en general, el 53 por ciento. Hay que meter más mujeres en los rangos altos. Es un deber que todavía tenemos pendiente.

¿Qué expectativas tiene frente a las propuestas del nuevo Gobierno?

Le tengo mucha fe al nuevo Gobierno. Diría que para todas las empresas Colombia es un país interesante, pero, muchas veces hay informalidad porque los impuestos son altos. El empresariado espera que se promueva la competitividad, porque este país compite con otros por la inversión y, si estos ofrecen condiciones más equitativas y fáciles, el dinero se va para allá.

Usted no es de los que se irá. ¿Cuál es la cifra de inversión prevista?

Le doy la global, no la local. En los próximos 7 años invertiremos más de 2.000 millones de dólares en la compañía, en todos los países.

Hábleme de su proyecto en el Chocó...

Trabajamos con una comunidad afrocolombiana, en la vereda Coquí (municipio de Nuquí). Estamos montando un centro gastronómico que trabajará con el restaurante Leo (Leonor Espinosa) y por otro lado, vamos a aumentar la producción de aceite de coco y arroz. Está empezando y será solo de la comunidad.

¿Es un negocio?

Para ellos. A mí me gusta mucho, es un emprendimiento mío, pero yo no gano nada.

¿Qué lo motiva, entonces?

Para que los chicos no se vayan, no se metan con narcos, ni se metan en problemas. Que trabajen en esto, atraigamos el turismo y que vivan con dignidad ahí.

Hoy no hay un puesto de salud, al colegio hace tres meses que no va el profesor. La plata que se genere allí irá a estas necesidades. Esa comunidad es gente noble que necesita una oportunidad.

Fuente: https://www.eltiempo.com