Cada botella de vidrio retornable tiene una vida media de seis años, lo que equivale a unas 25 vidas. Es el material estrella de la hostelería por su alta capacidad de reciclaje y por su transparencia. Desde el momento en el que un cliente de un bar abre una botella de refresco se inicia el proceso del reciclaje del vidrio. Esa botella de vidrio vacía, que el camarero deposita en la caja junto al resto, inicia un viaje de ida a la empresa vidriera.