Quienes llevamos más de una década trabajando en comunicación empresarial hemos vivido la disrupción de esta disciplina tantas veces malentendida. Durante nuestra carrera escuchamos muchas versiones de imaginarios sobre lo que hacemos los comunicadores, y no somos ajenos a la broma que asegura que ni nuestra propia familia podría explicar a lo que nos dedicamos. Por increíble que parezca, la disparidad de interpretaciones sobre las Comunicaciones Corporativas también ocurre dentro de las empresas. Aunque nuestra disciplina haya evolucionado al ritmo de las audiencias digitales, la gestión multistakeholder y el enigma de gerenciar un activo intangible como la reputación; algunas expectativas tan antiguas como el discman siguen apareciendo en las conversaciones sobre roles, estrategia y métricas de desempeño de nuestra área.