En un mundo que avanza a una velocidad asombrosa, el marketing, como lo conocemos, está pidiendo una transformación profunda. Atrás quedaron los días en los que la publicidad masiva era la reina o que el éxito se medía únicamente en cifras de ventas o EBITDA. Hoy, más que nunca, las marcas tienen la oportunidad y la responsabilidad de trascender a lo que realmente importa: conectar con las personas, entender sus dolores, sueños y aspiraciones.