Con este instrumento novedoso en el mundo, Bancóldex obtendrá hasta $400.000 millones para créditos a empresas en actividades de economía naranja.
La próxima semana, el mercado colombiano de capitales será el escenario de una operación novedosa en el país y en el mundo.
Se trata de la emisión de los primeros ‘bonos naranja’, con los cuales Bancóldex busca obtener recursos que serán canalizados para financiar, justamente, actividades productivas relacionadas con la propiedad intelectual y la creatividad, base de la economía naranja.
Con esta operación, la entidad estatal saldrá al mercado y ofrecerá a los inversionistas bonos por 300.000 millones de pesos pero, dependiendo del apetito que tengan por esta inversión, podría adjudicar títulos hasta por 400.000 millones de pesos.
Mario Suárez Melo, presidente de Bancóldex, explica que “estos bonos naranja buscan capturar recursos del mercado de capitales para dirigirlos a créditos que financien las industrias culturales y creativas del país, de la mano de un emisor como Bancóldex que cuenta con las más altas calificaciones y la confianza de los inversionistas”.
De hecho, la entidad financiera ya tiene experiencia en este tipo de instrumentos. “No en vano, en el último año, hemos emitido bonos que contribuyen con el desarrollo sostenible por $600 mil millones y ahora nuestra apuesta es impulsar la riqueza creativa como motor de crecimiento económico y social de Colombia”, puntualizó el directivo. La estructuración del proceso contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
“El BID está comprometido a apoyar a los países en el diseño de soluciones innovadoras a los mencionados problemas. Hemos desarrollado junto con Bancóldex, un nuevo instrumento, los bonos naranja, que creemos puede emerger como una alternativa atractiva para canalizar fondos de inversores institucionales al financiamiento de esta área de actividad económica”, dijo Rafael de la Cruz, representante del BID en Colombia.
ASÍ FUNCIONAN
Los recursos que obtenga Bancóldex con esa operación se irrigarán hacia los bancos de primer piso para que puedan canalizarlos vía créditos a proyectos basados en la propiedad intelectual y la creatividad. La diferencia es que estas entidades tendrán condiciones más favorables que los créditos tradicionales, que pueden ser transmitidas al cliente final. Así, los créditos pueden otorgarse hasta por 7 años, con periodos de gracia y tasas diferenciales.
Justamente, ya se definieron tres grandes tipos de actividades que pueden ser elegibles para el financiamiento (ver recuadro). Cabe recordar que, para que una empresa pueda acceder a los recursos, ya debe haber superado las etapas de inicio y maduración.
De todas maneras, para las compañías y proyectos que están en fases más tempranas, el Gobierno ofrece otro tipo de apoyos. Algunas herramientas son recursos de un fondo naranja en cabeza de iNNpulsa, e inversiones por medio de fondos de capital privado.
Estos sectores son una oportunidad de crecimiento en momentos en que los servicios están ganando peso como impulsores de las economías.
El Gobierno colombiano ha diseñado políticas públicas para impulsar la economía naranja, toda vez que aporta al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, en particular los de trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; y ciudades y comunidades sostenibles.
“La economía creativa representa un potencial importante de crecimiento para los países de nuestra región. Sin embargo, un porcentaje significativo de los emprendimientos no tiene éxito por deficiencias en la formulación del modelo de negocio y por falta de acceso al financiamiento”, indicó De la Cruz, del BID.
OPCIÓN PARA INVERTIR
Los bonos naranja también se convierten en una posibilidad para que personas naturales y jurídicas puedan diversificar sus inversiones.
Al requerir un monto mínimo de 10 millones de pesos para participar, la emisión de bonos naranja de Bancóldex es una alternativa accesible para cualquier interesado, desde el inversionista ‘retail’ hasta los fondos más sofisticados.
“Para un inversionista, los bonos naranja tienen el atractivo de que tienen toda la seguridad de un emisor Triple A, con una rentabilidad de mercado y el atractivo de financiar una serie de actividades prioritarias para el país”, explicó Armando Montenegro, chairman de BTG Pactual.
Pero además, los retornos ya no son el único elemento que los inversionistas tienen en cuenta a la hora de asignar recursos, pues ha aumentado el interés por las inversiones responsables.
Esto es, “aquella que tiene como objetivo incorporar los factores Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ASG) en las decisiones de inversión, para gestionar mejor el riesgo y generar rendimientos sostenibles a largo plazo”, según el programa Principios de Inversión Responsable de Naciones Unidas (Unpri).
Eduardo Atehortúa, Director para América Latina (Ex - Brasil) de Unpri, señaló que hay cada vez más interés de que existan proyectos para invertir que generen rentabilidad, pero que también contribuyan a un mayor desarrollo social, como es el caso de los bonos verdes, los sociales –que existen en Colombia–, y ahora los naranja.
“Hoy, los inversionistas institucionales entienden que instrumentos como los bonos naranja aportan al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto es fundamental, ya que el logro de los ODS será un motor clave del crecimiento económico, que es lo que cualquier inversionista a largo plazo reconocería como la principal fuente estructural de rendimientos financieros para sus portafolios”, explicó el directivo.
Precisamente, en momentos en que la regulación es más fuerte y los riesgos para la reputación de las compañías son más severos, hay investigaciones que dan cuenta de la importancia de los factores ASG para los inversionistas, pues se ha visto una correlación entre empresas con mejores prácticas en esos factores y un mejor desempeño financiero.
¿Quiénes pueden acceder a los préstamos?
Como parte de las acciones que está desarrollando el Gobierno para incentivar el desarrollo de la Economía Naranja, Bancóldex definió tres categorías para clasificar a los proyectos elegibles.
Una, son las industrias culturales convencionales, entre las que se cuentan el sector editorial, audiovisual y las actividades fonográficas.
Igualmente, pueden acceder las llamadas creaciones funcionales, nuevos medios y software, que incluyen también el diseño (artes gráficas, joyería, interiores, moda, etc.), la publicidad, agencias de noticias y los servicios de información.
El tercer grupo es el de artes visuales, escénicas y espectáculos, así como actividades relacionadas con la construcción de patrimonio cultural (artesanías, gastronomía, museos, galerías, bibliotecas, arquitectura y restauración), parques naturales y ecoturismo, centros históricos, carnavales, entre muchos otros. Cada año, Bancóldex deberá reportar el uso de los recursos en materia de cantidad de beneficiarios, montos desembolsados, distribución regional, entre otros.
Contenido editorial de Portafolio,
con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Fuente: https://www.portafolio.co