Ir más allá de los requerimientos locales, así como ajustarse a los estándares internacionales, son algunas de las tareas pendientes de las empresas. Si bien en una empresa el presidente está para hacerle frente a todo lo que se presente, detrás de él debe estar una junta directiva a tono con las exigencias del mundo de hoy, en el que temas como las crisis reputacionales y la transparencia, son cada vez más debatidos.
Esta recomendación hace parte de lo que los expertos definen como el buen ejercicio del gobierno corporativo. En una compañía, la estructura ideal en términos generales es aquella que genera el mejor ánimo societario.
Su integración depende principalmente del nivel de confianza que exista al interior de una organización.
Por lo tanto, cada empresa debe crear sus propios mecanismos de gobierno, dirección y control desde la asamblea de accionistas y la junta directiva.
Así lo señala el experto Gonzalo Gómez Betancourt, director de la Escuela de propietarios de empresa LSO School, al analizar cómo están las empresas colombianas en esa materia.
El tema será tratado el próximo miércoles 20 de marzo, en un evento en Bogotá, organizado por la Escuela.
Además de Gómez, participará un experto internacional que habla de la importancia de que las firmas colombianas hagan ajustes en este campo, si quieren operar en mercados desarrollados como el de Estados Unidos (Ver nota anexa). “Existen muchas definiciones - de gobierno corporativo- que varían según la cultura de cada país. La que más comparto es aquella que lo describe como el conjunto de procesos, políticas y acuerdos, mediante los cuales los actores internos de una empresa son dirigidos y controlados, además de los mecanismos para involucrar a los actores externos para que las organizaciones sean sostenibles en el tiempo”, indica.
Agrega que en el ejercicio de gobierno existen cuatro actores: propiedad, gobierno, dirección y operación, y explica que cada uno tiene diferentes competencias y habilidades. La propiedad exige unos mínimos conocimientos para ejercer bien el rol, además de la voluntad para hacerlo de la mejor forma.
El gobierno de la empresa exige experiencia y sabiduría para guiar el futuro, la dirección es fundamental, debido a su papel de implementación del liderazgo y, por último, la operación tiene que ver con el conocimiento de la función de la empresa y buena actitud de trabajo en equipo.
Para Gómez, el concepto de buen gobierno ampliamente promovido en el mundo, aún parece distante para muchos empresarios de Latinoamérica y en Colombia.
Desde su experiencia, la debilidad por excelencia de las juntas en Colombia es que se confunden los órganos de la propiedad con los de gobierno. Es decir, la junta directiva es igual a una junta de socios, sin traer a externos independientes para evitar la emocionalidad en las decisiones.
En esa línea, cree que al definir el perfil ideal de un miembro de junta, hay que resaltar su independencia y sus conocimientos de gobierno y dirección, además de la experiencia. Todo esto debe aportar a la prudencia en la toma de decisiones de gran importancia.
La función principal de la junta directiva es la de aprobar y hacer seguimiento a la estrategia de la empresa, además de ser el órgano donde se busca mitigar los riesgos, en especial desde el comité de auditoría y el de remuneración y evaluación.
“Cuando surge una crisis para la empresa, estos órganos deben tener los planes de contingencia. Por ejemplo, si se presenta la muerte inesperada del CEO, se activa el plan de sucesión en estas eventualidades quedando en el cargo la persona que había sido sugerida en el seno de la junta”, señala.
También puede tomar parte cuando aparecen situaciones que afecten la reputación, ahora tan comunes por el agite en las redes sociales con las ‘fake news’ y con aquellos consumidores y clientes proactivos e implacables.
“Las juntas deben crear una estrategia de comunicación en las que un solo vocero es el responsable de trasmitir las respuestas que son decididas según el nivel de autonomía entre la gerencia y la junta directiva. Si ven un riesgo mayor como el reputacional debe ser discutido después de una propuesta de la gerencia”, señala Gonzalo Gómez.
La empresa en la era digital debe entender que tiene formas de comunicar, directas e interactivas. Aquí, los miembros de junta deben fijar con claridad las políticas de comunicación internas o externas, con un nivel de respuesta mucho más rápido que antes.
Para el experto, “su labor no se puede limitar a aprobar presupuestos para innovación tecnológica sabiendo la gran exposición que tienen hoy las compañías en las redes sociales, donde pueden ser desprestigiadas por cualquier actor externo, clientes, proveedores, competidores, etc”.
A FAVOR DE LA TRANSPARENCIA
El experto Gonzalo Gómez subraya la importancia de estas buenas prácticas dentro de las compañías, en aras de la transparencia.
Los estudios demuestran que cuando hay concentración de poder en unos pocos actores se genera la tentación de no actuar de manera adecuada.
“Cuando opera un buen gobierno corporativo todos le respondemos a alguien y usualmente son grupos de personas. Es así como el director general le responde a una junta directiva con externos independientes y esa junta le responde a unos accionistas”, argumenta. “Siempre les digo a los empresarios: blinden su empresa hasta de sí mismos”, agrega.
LA INTERNACIONALIZACIÓN EXIGE ESTÁNDARES MUCHO MÁS ALTOS
Para ponerse a tono con las tendencias internacionales en materia de gobierno corporativo, las empresas colombianas deben ir más allá de lo que establece la legislación local. Así lo plantea Sanjay Goel, conferencista central del evento de la próxima semana sobre gobierno corporativo.
¿Cuáles son los nuevos conceptos de gobierno corporativo?
Antes el gobierno corporativo se concebía con el ánimo de favorecer a los accionistas. Ahora, la idea es integrar a todos los stakeholders, es decir a accionistas, trabajadores, proveedores, medio ambiente, gobierno etc. Su innovación también radica en generar buen ánimo societario, ir más allá de la ley.
En Estados Unidos y en el mundo, en general existe una preocupación por articular los objetivos e intereses de los accionistas con los administradores que están en la junta directiva y en la alta dirección. Esto se puede alcanzar con el respeto hacia los diferentes perfiles de propietarios y la congruencia que se debe reflejar en la discrecionalidad de la gestión de los líderes de la organización.
Empresas de países como Colombia ¿están atrasadas frente a otras naciones en esta materia?
Comparativamente con otros países sí. Es evidente que los códigos de buen gobierno del mundo hablan de mayoría independientes en la junta directiva y en Colombia tan solo se sugiere que un 25% de sus miembros deben ser independientes. Se habla del Comité Remuneración y Evaluación en el resto del mundo y en Colombia no. Con respecto a las empresas que cotizan en bolsa existe el Código País donde se evalúan las prácticas de buen gobierno, pero las compañías nacionales parecieran no conocerlo; cuando lo estudiamos hace un tiempo, en promedio las empresas aplicaban 28 de 41 medidas.
¿Las firmas colombianas está listas para abrir filiales en Estados Unidos o en otros países?
En Colombia ya hay empresas cotizando en el mercado de valores americano. Sin embargo, cuando se busca la evaluación de sus prácticas de buen gobierno, por ejemplo en sus páginas web, como lo hacen otras empresas del mundo, no son presentadas públicamente.
Las empresas deben adaptarse rápido a estas prácticas porque los inversionistas son ahora más exigentes. Saben que cuando prima un buen gobierno corporativo hay mayor rentabilidad.
¿A qué se enfrenta una organización que entre a un mercado y no se informe sobre gobierno corporativo?
Por una parte, los inversionistas desconfían y pueden no invertir, pues infortunadamente Colombia es un país considerado como riesgoso, por tanto no podemos adicionarle más riesgo al tener un modelo de gobierno corporativo deficiente.
¿Qué les falta o qué han hecho mal las empresas nacionales en este tema?
La recomendación es que vayan más allá de lo que exige su legislación, que conozcan más en detalle la operaciones de los corporativos de otros países, antes de lanzarse a la internacionalización para adecuarse más fácilmente a los estándares internacionales. La verdad es que el código colombiano es bastante laxo y esto no ofrece las garantías que buscan los inversionistas extranjeros.
En épocas de turbulencia económica las empresas pueden perder confianza ¿sirve un buen gobierno corporativo?
Los empresarios deben estar por encima de las circunstancias del entorno, si hay dificultades hay que moverse rápido y para ello es necesario una junta activa que esté evaluando las amenazas del entorno. Por lo tanto, la respuesta es un rotundo sí.
Fuente: https://www.portafolio.co