De acuerdo con la presidenta de ManpowerGroup para Latinoamérica, el miedo a que las máquinas vayan a eliminar nuestros trabajos es infundado.
Los robots son cada día más populares en las industrias y la automatización es un proceso que al parecer no tiene reversa. Y el miedo a perder el empleo a causa de una máquina inteligente amenaza también cada vez más a los trabajadores.
Pero hay cifras que demuestran que eso es un mito. En enero pasado, ManpowerGroup, la compañía líder mundial en soluciones innovadoras de fuerza laboral presentó la encuesta ‘Se buscan humanos: los robots les necesitan’, en la que entrevistó a 19.000 empleadores en 44 países y descubrió que el 69 por ciento de las empresas planea mantener el tamaño de su fuerza laboral, mientras que el 18 por ciento quiere contratar más gente a consecuencia de la automatización.
El reporte señala que el 24 por ciento de las compañías que invertirá en automatización y tecnologías digitales durante los dos próximos años prevé sumar empleos, comparado con el 18 por ciento de las que no están apostando por este proceso.
En diálogo con Portafolio, Mónica Flores, presidenta de Manpowergroup para Latinoamérica, señala, en efecto, que el miedo a que los robots vayan a eliminar nuestros trabajos es infundado.
¿Cómo se concluye esa afirmación?
El informe ‘Human Wanted, Robots Need You’ tiene que ver con este mito que existe sobre la automatización, según el cual la robotización va a quitar a todos los humanos el empleo y eso no es así.
Evidentemente, se van a perder algunas funciones operativas muy básicas, pero también se van a crear otras que requieren habilidades más sofisticadas, más de servicio, de atención, de empatía, de inteligencia emocional, las cuales requieren habilidades mucho más trabajadas desde la infancia y que tienen relación con la inteligencia emocional.
Y al final se trata de que el ser humano eleve su potencial de talento para que haga uso a favor de la tecnología y que no la vea como algo peligroso o que nos va a eliminar de las actividades del mundo del trabajo.
Frente a esta nueva realidad, los jóvenes tienen capacidad de adaptación, pero el problema es que las personas de cierta edad tendrían que ser reentrenadas, y eso muchas veces es más fácil de decir que de hacer…
Si bien los jóvenes disponen de una apertura mucho más amplia hacia la tecnología, quizá también tienen que seguir reentrenándose porque el cambio en la revolución es tan rápido, que lo que hoy saben de la universidad o de la escuela, en dos años no les va a servir porque cambió, y mucho más lo será para los que ya estamos en el trabajo de hoy y que tenemos más de 30 o 40 años: tenemos que seguirnos reentrenando.
Me parece que el reto es para todos, porque hoy la competencia más importante es la ‘learnability’: la capacidad y motivación para aprender siempre para no quedarnos obsoletos.
¿Qué se ha visto hasta ahora en términos de impacto de las nuevas tecnologías?
Varias cosas. Por un lado, es un hecho que los empleadores en el mundo tienen dificultad para encontrar a los candidatos ideales en el momento en que los necesiten.
Nosotros hacemos cada año la encuesta ‘Escasez de Talento’, cuyo resultado, en el 2018, es que el 45 por ciento de los empleadores a nivel global dice que no encuentra fácilmente a los empleados. En Latinoamérica, el promedio es del 47 por ciento, un poco más allá de la media.
En México, por ejemplo, el promedio es de 50 por ciento mientras que Japón va arriba del 60 por ciento.
Entonces, si bien existe mucha gente buscando empleo -porque todos nuestros países, sobre todo en Latinoamérica, tenemos un reto en temas de informalidad-, las empresas también están trabajando para encontrar a los candidatos que los lleven a la siguiente estrategia del negocio.
¿Y qué han hecho las organizaciones? Han tenido que invertir mucho más en capacitación de su propio talento, y han roto paradigmas: antes te decían ‘necesito gente que venga del sector energético’, por ejemplo, y ahora buscan en otros sectores con tal de que el talento tenga competencias universales que son necesarias para ser competitivo y exitoso en la era digital.
Precisamente, en América Latina se nota ya de manera creciente esta presión sobre las nuevas habilidades.
Se siente en todas partes. En América Latina tenemos un reto y una oportunidad. La oportunidad es que todavía en nuestros países tenemos talento para formar, pero el desafío es que no lo estamos formando con la velocidad que se requiere en un sistema educativo moderno del siglo XXI.
En la mayoría de nuestros países seguimos con el sistema de memoria centrado en el maestro, aprendiendo fechas y nombres de ríos. No digo que eso no sea importante, sino que además de eso hay que desarrollar habilidades con trabajo en equipo, investigación, curiosidad, análisis, sentido común, pensamiento matemático.
Ese es el reto: no en todos los países tenemos sistemas formales duales, no en todos los países estamos fomentando prácticas profesionales, no en todos los países estamos -y me atrevo a decirlo- ‘copiando’ lo que otros países están haciendo bien.
¿Hay que rasgarse las vestiduras frente al futuro y salir corriendo agarrados de la cabeza, o mantener la calma?
Hay que tomar acción y lo que tenemos que hacer todos es capacitarnos y aprender. ¿Qué? De lo que sea: otra función completamente distinta a la que tú haces, otro idioma… Tenemos que abrirnos, como bien dice una frase que me impactó: "Vivimos en un mundo abierto global, pero con mentes cerradas".
Fuente: https://www.portafolio.co