Aún tenemos la duda de si los ojos aguados y las emociones expresadas a flor de piel –llámese piel erizada– de los asistentes que abarrotaron la sala para encontrarse ayer en la última sesión de la tarde con Faryd Mondragón, tenían que ver con su historia de vida o con lo que causa la fiebre del fútbol entre los colombianos, sumada al recuerdo de la actuación de la selección en el último mundial; sin embargo, lo cierto es que con su historia puso sobre la mesa esos valores que constituyen la columna vertebral de los propósitos de marca, y él no solo los dejó ver en su discurso, sino también en su actitud hacia el público y en su impecable presentación. Es una conferencia que inspira y que más gente debería tener la oportunidad de ver en aquellas empresas que están construyendo pertenencia y valores entre sus clientes internos. El trabajo en equipo, la humildad, el respeto, el compromiso, la perseverancia, la dedicación…