Cuando hablamos de innovación y responsabilidad, la sostenibilidad aparece como un fundamento crucial en la narrativa contemporánea. No es solo un principio abstracto, sino un mandato concreto que impulsa nuestras decisiones y define nuestra identidad como empresas y como sociedad. Es un llamado a la acción, una invitación a replantear nuestros paradigmas y a forjar un futuro donde la prosperidad esté intrínsecamente ligada al cuidado del planeta y al bienestar de las generaciones venideras.
En este contexto, la sociedad en general prioriza la construcción e implementación de iniciativas que promuevan el desarrollo económico, social y ambiental; tres pilares fundamentales para un progreso verdaderamente significativo. De hecho, un estudio reciente llevado a cabo por la Federación Mundial de Anunciantes (WFA) bajo el título de "Marketing Sostenible 2030" revela que el 93% de las marcas sienten la responsabilidad de generar un cambio a través de su comunicación comercial. Este es un desafío que sigue interpelando a la industria del marketing y la publicidad.
Cerrar brechas y así contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, promover la empleabilidad, autoevaluarse, regularse y proteger el medio ambiente son solo algunas de las metas que los anunciantes deben abordar para alcanzar el objetivo común de un 2030 más responsable y consciente. Aunque es crucial reconocer el esfuerzo y dedicación de todos los actores del ecosistema de las comunicaciones y el marketing, también es importante reflexionar sobre la necesidad de mejorar los mensajes que entregamos a la sociedad. Al fin y al cabo, todos somos responsables de continuar construyendo una comunicación comercial más efectiva y ética.
¿Qué metas persiguen las marcas en la actualidad? ¿Cómo están mejorando los anunciantes su aporte al cumplimiento de los ODS a través de su comunicación? ¿Están gestionando de manera efectiva sus procesos de comunicación? Estos interrogantes continúan siendo relevantes.
Sin embargo, es evidente que aún existen áreas donde es necesario fortalecer la autorregulación, como las relaciones entre agencias y anunciantes, la colaboración con influencers, la equidad de género, la orientación de mensajes hacia niños y adolescentes, el cuidado del medio ambiente y el fomento del respeto a la diversidad, entre otros aspectos claves que desde la ANDA hemos abordado a través de nuestras guías, iniciativas y lineamientos, comprometidos con impulsar prácticas éticas y sostenibles en la industria publicitaria.
Es crucial que las marcas sigan adoptando un propósito que les permita desarrollar una comunicación comercial más precisa, alineada con los pilares económicos, sociales y ambientales que demanda nuestra época. Así, la autorregulación en los procesos de comunicación nos habilitará para evaluar y promover buenas prácticas que fortalezcan a una industria que es esencial tanto a nivel nacional como global en la economía.
Se necesita un compromiso firme, una autorregulación constante y un esfuerzo continuo para fomentar un desempeño óptimo dentro de la industria, con miras a seguir aportando a los ODS para el año 2030. Es alentador ver más marcas comprometidas, dispuestas a innovar en su creatividad y, al mismo tiempo, responsables en sus mensajes y en sus procesos de comunicación.
Todos compartimos el mismo objetivo: transformar los antiguos paradigmas para fortalecer los mensajes que los anunciantes transmiten a la sociedad. Unidos en esta causa, construimos un futuro donde la ética y la sostenibilidad son el fundamento de una industria próspera y equitativa.
Por Elizabeth Melo,
Presidente Ejecutiva
Asociación Nacional de Anunciantes