El dos veces presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, estará de visita en Colombia el próximo 10 y 11 de octubre para participar en la XXIV Reunión Plenaria “La Certeza de la Incertidumbre” de la Fundación Círculo de Montevideo, espacio de reflexión que él mismo fundó hace más de 20 años.
Sanguinetti, una de las figuras intelectuales más influyentes de Latinoamérica, estará acompañado por líderes políticos como Belisario Betancur y Leonel Fernández; académicos, como Alain Touraine y reconocidos empresarios, como Carlos Slim, con quienes discutirá en torno a temas como la competitividad, la empleabilidad y la innovación.
¿De dónde surge la idea de organizar un encuentro como el Círculo de Montevideo?
Julio María Sanguinetti: en el año 95, cuando asumimos la segunda presidencia, teníamos claro que nos enfrentábamos ante un nuevo escenario histórico: la triunfante democracia política, la economía de mercado, la globalización, la apertura comercial, el cambio geopolítico con la irrupción de China, eran una innegable realidad. Pero el desafío era lograr que confluyeran en un orden armónico capaz de promover esta iniciativa y el crecimiento y a la vez garantizar un desarrollo equitativo entre las naciones y los ciudadanos parecía esquivo, confuso. Por eso, invitamos a una reunión que congregó a un destacado grupo de intelectuales, financistas y políticos de Europa y América Latina. A partir de allí, acordamos reunirnos periódicamente a fin de renovar y mantener un diálogo abierto de cara a la sociedad.
¿Cuáles son los objetivos de la Fundación Círculo de Montevideo?
J.M.S: desgraciadamente, el panorama nos empezó a traer deserción del ciudadano, un cierto desencanto por la vida pública y la irrupción fundamentalista. El mundo se ha globalizado y los medios de comunicación difunden noticias, universalizan hábitos de comportamiento. Mientras tanto, una explosión de particularismos étnicos parece contradecir violentamente esta tendencia. Sobre estos temas ahonda la reflexión del Círculo de Montevideo. Dentro de la filosofía democrática y liberal, se buscan nuevos caminos, con todos los matices que pueden darse dentro de esa macrovisión.
En específico, ¿cuál es el objetivo de la edición del encuentro de este año que se llevará a cabo en Bogotá?
J.M.S: Colombia vive un momento interesante con su proceso de paz, el plebiscito, la elección y un ejercicio democrático que sobrevivió a la guerrilla, como no ocurrió en la mayoría de Latinoamérica. En una palabra, se mira a Colombia y por eso nos atrajo especialmente.
¿Cuáles han sido las ideas y propuestas principales que han surgido en las diferentes ediciones del Círculo de Montevideo?
J.M.S: Siempre desde la perspectiva de una filosofía liberal y democrática, en diversos ámbitos y diferentes realidades hemos ido repasando los temas que hacen a la sociedad, en medio del impacto científico –tecnológico que tanto nos ofrece, pero a la vez tanta inseguridad también genera. Hemos hablado de Estado y mercado, de gobernabilidad, de qué hacer con la educación hoy, de la crisis de la democracia representativa en medio de los populismos. Y esto es de algún modo el tema de Colombia: cómo manejar tantas incertidumbres, cómo defender la vida institucional de la demagogia que muchas veces explota los miedos, miedos al terrorismo, o a la inmigración o a la pérdida de empleo.
¿Por qué seguir apostándole a realizar este encuentro año tras año?
J.M.S: El debate es eterno. Han caído las viejas ideologías y por eso hay que ahondar más aún en las ideas para adaptarlas a los cambios permanentes. Los ideales son siempre los mismos: libertad, igualdad, fraternidad… pero las realidades son arena movediza.
¿Hay algún resultado visible en el que se haya aplicado o implementado los conceptos e ideas que han surgido de estos encuentros?
J.M.S: Creemos que sí y por ello continuamos.
¿Por qué es importante para un país contar con este espacio de discusión?
J.M.S: Más que nunca hay que discutir sobre el mundo. En todos los países, no solo en nuestro ámbito, la vida diaria suele esconder las tendencias de fondo. El propio periodismo (especialmente ahora, en que los diarios en papel sufren) suele quedarse en la noticia del día y no contextualizarla. Nadie tiene catecismos de gobiernos. Los que los tuvieron se hundieron en el fracaso y los que hoy creen tenerlos, están equivocados.