En la actualidad, las finanzas de alrededor de 10 millones de colombianos, sin importar su estrato o procedencia, dependen del alivio monetario inmediato que les ofrecen los más de 7.000 almacenes de compraventa de bienes inmuebles que existen en el país y que pueden llegar a mover diariamente desde $100.000 hasta $3 millones.
Y es que a pesar de la desaceleración económica que ha minado en gran medida la capacidad adquisitiva de los usuarios habituales a estos locales, contrario a lo que se podría pensar, al tradicional negocio de las compraventas no solo acuden las personas de estratos bajos sino que también son clientes frecuentes las personas de los estratos 4 y 5.
“En su mejor día, por ejemplo, en el que alguien lleve un reloj de marca, un local de compraventa puede llegar a mover hasta $2 y $3 millones dependiendo del sector. En los barrios del norte de Bogotá hay mayor movimiento. Además, no solo acuden clientes de los estratos 1,2 y 3, también llegan personas con urgencias económicas de los estratos 4 y 5. Las necesidades son a toda orden”, indicó Víctor Manuel Celis, asesor jurídico de Asocom, seccional gremial que defiende los intereses de la mitad de las 1.000 compraventas que se reparten por la capital.
Las personas que no pueden acceder al sistema financiero formal, ya sea por urgencia o porque no reúnen los requisitos necesarios, tienen la oportunidad de acudir a las compraventas donde el mecanismo es muy sencillo: dejan un bien inmueble con la opción del vendedor de recomprarlo dentro de un plazo pactado.
“Se establece un contrato totalmente legal. Nosotros compramos el bien a la persona por un precio en común acuerdo, pactamos un plazo y un precio de retroventa por el cual nos vuelva a comprar el artículo, que puede ir de 2% hasta 9%. No se les puede denominar intereses. Y si pasa ese tiempo establecido y no lo recompran, automáticamente pasa a ser propiedad de la compraventa”, explicó Celis. En ese sentido, estas empresas no se autodefinen como prenderías ni casas de empeño, y son muy severos al afirmar que no hacen préstamos de dinero.
En general, los artículos que más se encuentran en estos establecimientos son, en primer lugar, las joyas por su alto valor; luego aparecen los electrodomésticos de todo tipo; y, en última instancia, las herramientas como pulidoras, fijadoras o equipos de soldadura, entre otros.
Además de los negocios tradicionales, con la aparición de nuevas entidades financieras especializadas en conceder líneas de crédito con mayor facilidad, más los ilegales préstamos ‘gota a gota’, ahora las compraventas más grandes están apuntándole a la diversificación.
“En los últimos años, el sector ha venido decreciendo, sobre todo, en Bogotá, por la proliferación de este tipo financiación a las personas con más bajos recursos. Ahora, muchas cadenas de compraventas han empezado a ofrecer nuevos productos y servicios como recargas, ventas del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), recaudo de servicios públicos o giros, entre otros”, manifestó Sandra López Solano, directora de la Federación Nacional de Almacenes de Compraventa con pacto de retroventa (Fenacoven), entidad que agrupa a 1.200 locales repartidos en 22 departamentos del país.
Llama la atención que a pesar de que se estima que el sector produce unos 50.000 empleos entre directos e indirectos, solo 17,14% del total de estos almacenes de compraventa se encuentra afiliados a agremiaciones, lo que demuestra que este sector, como muchos otros de la economía, es uno con una informalidad bastante marcada.
De acuerdo con Alejandro Useche, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, “se entiende que una empresa es formal cuando está registrada ante una cámara de comercio, cuenta con un registro mercantil, sus trabajadores están afiliados a seguridad social, paga impuestos y cumple demás normas comerciales establecidas. Así las cosas, son pocos los negocios de compraventa en el país que cumplen con tal definición y, por lo tanto, la buena parte de estas empresas opera en la informalidad”.
Locales son una red de apoyo a la Policía de Bogotá
De acuerdo con la sección gremial de compraventas Asocom, desde hace un año, los alrededor de 1.000 establecimientos de este tipo en Bogotá conforman un frente de seguridad con la dirección de convivencia ciudadana en la cual tienen radios para comunicarse con la Policía y ayudan a dar parte de las conductas delictivas y sospechosas. Además, el gremio también se encarga de capacitar a todos las personas en temas laborales, legales y sociales, entre otros.
Las opiniones
Sandra López Solano
Directora ejecutiva de Fenacoven
“No somos prenderías ni casas de empeño. Generamos más de 40.000 empleos directos y 10.000 indirectos en todo el país”.
Alejandro Useche Arévalo
Profesor de administración de Universidad del Rosario
“La informalidad implica que no existe garantía de que se trate a los clientes bajo los parámetros legales de esta actividad”.
Fuente: http://www.larepublica.co/