(Desde Cartagena de Indias, por enviados especiales) - El gerente general de la región Pacífico (Colombia, Chile y Perú) de P&G compartió los cinco consejos de su empresa para que una marca encuentre su propósito.
Juan Carlos Trujillo comenzó a trabajar en Procter & Gamble hace veinticinco años, en enero de 1995. Tras más de tres lustros en la compañía, en agosto de 2011 fue ascendido a general manager para Colombia, cargo que mantuvo hasta junio de 2016. En el proceso, en octubre de 2015, asumió su actual responsabilidad como gerente general para el cluster Pacífico, que incluye a su país y también a Perú y Chile.
“Mucha gente me pregunta cómo puedo mantenerme tanto tiempo en la misma empresa —comentó, casi como una confesión en voz alta y ante un auditorio que esperaba de él palabras menos íntimas—. La respuesta es muy simple: es la compañía en la que encontré los valores con los que yo mismo fui educado. Y siempre resulta muy fácil y agradable poner el propio empeño por un proyecto cuyos valores coinciden con los de uno”.
Esa empatía entre sujeto y objeto, la que se percibió entre Trujillo y Procter en los primeros cinco minutos de ponencia, se confirmó en los siguientes cuarenta hasta un punto que llamó la atención. “Nuestra compañía nació cuando, hace 180 años, estos dos concuñados, el fabricante de velas Procter y el fabricante de jabones Gamble, decidieron asociarse porque se habían casado con dos hermanas —contó Trujillo, casi como si narrara la historia de su propia familia—. Y los principios éticos y morales con que ellos sentaron las bases del actual anunciante número uno del mundo no se han modificado en casi dos siglos”.
Hecha esa presentación, Trujillo lanzó un pequeño dardo a lo que muchas marcas están planteando hoy en día como parte de sus objetivos (“creo que están desviando el camino, creyendo que su misión es el desarme nuclear o la cura del cáncer de próstata”), dejó en claro que tanto para P&G como para él el secreto está en las cosas simples que cada persona y cada marca puede hacer para modificar mínimamente su entorno y, dicho eso, encaró el verdadero sentido de su presentación, titulada El poder de transformar: “Esa búsqueda de cambiar el entorno a partir de pequeñas innovaciones ha sido una constante en P&G desde que, en 1882, dio nacimiento al mercadeo moderno cuando lanzó la campaña que comunicaba que el jabón Ivory era el primer jabón que flotaba. Y lo siguió con cientos de pequeños o enormes aportes a la industria, como la del primer detergente sintético en 1946 o el primer pañal descartable en 1961”.
Llegado a ese punto, Trujillo aclaró que no había subido a ese escenario para hablar de innovación, sino de transformación a partir de un propósito: “Quiero compartirles los cinco tips que manejamos internamente en Procter para ayudar a que una marca encuentre su propósito”.
Los cinco consejos de P&G fueron: sé fiel a tu marca, pon tu dinero donde está tu vida, aduéñate de algo distinto y específico, aférrate a la causa y mantente humilde. Cada uno, por supuesto, fue profusamente ilustrado y ejemplificado con diversas campañas, a cual más contundente, de Procter & Gamble global durante diferentes momentos y países de la última década: Change destiny, para SK-II de la China; #WeSeeEqual, global de la empresa; #ShareTheLoad, para Ariel en la India; Like a girl, para Always a escala global; y el programa Agua Limpia, también de P&G corporativo, para niños de países en desarrollo.