Los medios, como lo han mostrado en varios casos a lo largo de este año, son un poder fundamental en la vida del país; son un poder para que la sociedad esté bien informada, para que tome bien sus decisiones. Y los premios que, con total independencia ha otorgado el jurado de este año, revelan la buena salud del periodismo colombiano. Miguel Cortes Kotal, Presidente de Sociedades Bolívar.
Bogotá, 23 de octubre de 2012
Los Premios de Periodismo Simón Bolívar 2012
Estas fueron la palabras que Miguel Cortes Kotal, Presidente de Sociedades Bolívar, dirigió a los periodistas colombianos durante la ceremonia de premiación.
En todos los países, los medios son elemento central en la salud de la sociedad. Y esto es todavía más claro en Colombia en donde conviven, en forma extrema y contradictoria, el progreso económico y la pobreza, la democracia real y la manipulación electoral, la acción eficaz del estado y la corrupción, la fuerza de la justicia y su insuficiencia, la creación cultural de alto nivel y la exaltación de la frivolidad.
En las democracias las decisiones colectivas, las que ponen en juego el futuro de todos, se toman con base en información que proviene sobre todo de los medios. En ellos nos formamos la imagen de los desafíos que debemos enfrentar… Por esto, la función principal del periodismo es dar la más completa y objetiva información sobre los hechos y problemas públicos, nacionales o locales. Poder confiar en lo que leemos en los periódicos y oímos en las noticias es preciso para vivir con algo de tranquilidad en nuestros tiempos agitados y difíciles.
En este sentido, necesitamos contar con una información completa, que presente las diversas perspectivas y puntos de vista, los elementos que puedan ser controvertibles, las razones que hacen creíble o no una narración. Sobre todo, es importante sentir que los medios son independientes frente al Estado y frente a los gobiernos, para que no sean caja de resonancia que exalta, por solidaridad con los gobernantes, sus buenas acciones, y oculta sus fracasos y debilidades, y que mantienen autonomía frente a los intereses propios y legítimos de los propietarios de los medios. Como ciudadanos, esperamos entonces una información sin sesgos ni agendas ocultas, que no tenga objetivo diferente al de presentar en forma clara e integral todos los hechos que permitan al ciudadano saber qué está pasando.
En buena parte el periodismo colombiano cumple con esto, al menos en sus mejores representantes. Los principales periódicos del país están listos para denunciar lo que otros quieren ocultar, para revelar las formas de la corrupción o destacar las fallas de las políticas públicas. Se esfuerzan por presentar en forma integral los hechos, dar las noticias desde todos sus ángulos y consultar las fuentes de lado y lado.
Todos los años tenemos ejemplos excelentes, que los jurados de este premio destacan, de la acción valerosa y muchas veces eficaz de los medios al destapar las debilidades del Estado. Recordemos, como un ejemplo reciente, las revelaciones de los intereses y componendas que llevaron a que la reforma de la justicia fracasara: los medios, al revelar en forma detallada la forma como se habían pactado beneficios mutuos a favor de determinados sectores, pero que perjudicaban al país, ayudó a defender los intereses de toda la ciudadanía.
Vale la pena señalar algunos retos importantes: Los medios, en especial los periódicos y las revistas, encuentran un contexto desafiante con la llegada de los medios digitales. Sin embargo, su auge contribuye a que surjan nuevas formas de comunicación, periódicos digitales independientes, páginas elaboradas por ciudadanos que se convierten en periodistas, blogs en los que hay otras voces de opinión. En los medios ya existentes, la edición digital, el punto com, crea oportunidades para formas de información más integral y sistemática o para abrir el espacio a opiniones diversas e informaciones más amplias. Además, los medios digitales llegan a sectores de la población y a sitios que nunca antes veían un periódico. El Premio de Periodismo Simón Bolívar, consciente de la importancia de esta evolución, en realidad de esta “revolución”, ha establecido galardones especiales para el periodismo hecho en Internet.
Por otra parte, el paso a la red, obliga a una transición difícil e impredecible. Todavía no es claro cómo será el modelo comercial que permitirá a los medios mantener los equipos periodísticos necesarios para hacer un trabajo de calidad. Si cae la circulación y disminuye la publicidad, puede reducirse el número de reporteros o disminuir la calificación requerida para serlo, y esto puede llevar a una decadencia en la exigencia profesional de los medios, que se advierte en el cubrimiento más descuidado de las noticias, en la ausencia de información de contexto, y en un deterioro en la calidad de la expresión. Las erratas, la adopción de un lenguaje estereotipado, la simplificación del idioma o su uso incorrecto, la falta de verificación y chequeo de la información, que indican una presión que no da tiempo para la revisión y la edición cuidadosas, son rasgos que parecen aumentar en la prensa, en la radio y la televisión; a pesar de lo anterior muchos periodistas colombianos, como lo demuestran los premios que se otorgan este año, conservan las calidades que les dieron un prestigio internacional y son ejemplo de escritura creativa y eficiente.
Otro elemento preocupante es la búsqueda de un mayor impacto mediante los esfuerzos por dramatizar los hechos. La competencia para atraer lectores o espectadores lleva a que los medios busquen, con titulares sensacionalistas o narraciones exageradas, dar más importancia a las divergencias que a los acuerdos, a las malas noticias que a las buenas. Mientras que la falta de independencia puede llevar a ocultar los problemas, la búsqueda desenfrenada de impacto puede llevar a exagerarlos, y en ambos casos se alejan los medios de su papel adecuado.
Por último, ciertas condiciones del país invitan a veces a tomar decisiones que a la larga pueden resultar perjudiciales. Las limitaciones de la justicia han llevado, cada vez más, a que los medios no se limiten a presentar los hechos claros y precisos de los procesos judiciales sino a que, en cierto modo, suplanten a la justicia o se conviertan en herramienta usada por investigadores y jueces. Vemos en los periódicos información que se sustrae a la reserva del sumario, pruebas que se divulgan antes de ser analizadas e invitan a la creación de nuevas pruebas y declaraciones por las contrapartes, de modo que poco a poco los periódicos abandonan el papel de medios de información y asumen tareas que corresponden a otros, para terminar, frente a la opinión, condenando o absolviendo. Sin duda hay una debilidad real de la justicia, y el periodismo está respondiendo, lo mejor que puede, a un problema real. Pero corregir una justicia ineficiente por un sistema de justicia pública y mediática, en el que se filtran las informaciones relevantes y se anticipan las decisiones, en el que las autoridades judiciales tratan de ganar sus pleitos en los titulares y en el que los acusados ven irremediablemente afectada su honra, aun si se prueba su inocencia, tampoco parece una buena solución.
Los medios, como lo han mostrado en varios casos a lo largo de este año, son un poder fundamental en la vida del país; son un poder para que la sociedad esté bien informada, para que tome bien sus decisiones.
Los premios que, con total independencia ha otorgado el jurado de este año, revelan la buena salud del periodismo colombiano. Cada año llegan más artículos, crónicas, noticias o investigaciones en prensa, radio y televisión, lo que hace la tarea del jurado dura pero llena de gratificaciones, por la riqueza del material que debe revisar. Agradezco mucho, por su dedicación y buen criterio, a María Elvira Bonilla, presidente del jurado, Carlos Castillo, Heriberto Fiorillo, Mario Galofre, Jorge Orlando Melo, Rodrigo Pardo y Nora Sanín.
Estos premios muestran que, a pesar de que enfrenten dificultades y haya fallas y errores, sus valores centrales siguen vigentes: es un periodismo independiente del Estado, respetuoso de los derechos de las personas, en el que predomina el interés por la información, sobre el sensacionalismo y la frivolidad, y que usa bien la herramienta que nos une con más de 500 millones de personas: el idioma español.
Y son una prueba de que es útil lo que hace el Premio de Periodismo Simón Bolívar desde hace 37 años, al destacar lo mejor del periodismo, pues ayuda a que las cosas buenas, bien hechas, sirvan de ejemplo. La justificación de este premio no es otra que estimular las formas de periodismo que contribuyen a desarrollar el debate en el país, a dar información para la democracia, a entregar a las personas las herramientas para actuar en el ámbito público. Por eso estamos muy satisfechos con el premio y lo seguiremos apoyando.