En 18 días empezará a regir en Colombia un nuevo Estatuto del Consumidor consagrado en la Ley 1480 de 2011, que busca Armonizar y actualizar las relaciones, derechos obligaciones y prerrogativas de los consumidores ante los productores, proveedores y quienes de alguna manera intervienen en la cadena de distribución del producto hasta que llega al consumidor final.
En su exposición de motivos plantea que es una norma fundamental para el desarrollo del país que protege a los consumidores frente a los riesgos para su salud y seguridad, y les garantiza el acceso pleno a una información adecuada, que les permita hacer elecciones de consumo libremente y bien fundamentadas. Es decir, toda una revolución en lo que concierne a los derechos que tiene cualquier ciudadano que compre un bien o un servicio en el mercado colombiano.
El tema llega como `anillo al dedo`, luego de que se conociera que más del 70% del crecimiento del Producto Interno Bruto del año pasado llegó de la mano de los consumidores. En hechos concretos, una gran parte del 5,9% se le debe a la actividad de consumo que gana terreno frente a otros sectores económicos y que explica el repunte en el ingreso per cápita de los colombianos en los últimos años.
El promedio de crecimiento de la última década es muy positivo, pero solo el año pasado se sintió verdaderamente que el consumo es vital para los logros económicos del país. Y en muy buena hora, el Congreso de la República y el Gobierno Nacional ponen a disposición de todos los colombianos un marco que proteja sus derechos frente a los intereses de los productores o prestadores de un servicio.
La nueva ley establece mecanismos eficientes de protección frente a la publicidad engañosa, asegura el derecho a reclamar y ser indemnizado cuando el caso así lo amerite. Lo más importante es que se asegura al consumidor el acceso a los medios de comunicación para recibir información y educación sobre la manera eficiente y legítima de proteger sus derechos.
Es clave entender que la nueva ley, además de darle un marco a la tradicional protección sobre la calidad de los productos adquiridos, información completa y adecuada que permita la elección adecuada y libre, actualiza las necesidades del consumidor moderno.
Arranca de esta manera una nueva era para el consumidor colombiano quien atraviesa por su mejor momento en su rol económico, y que de aquí en adelante, contará con un marco más estructurado y bien pensado que velará para que cuando compre un bien o pague por un servicio, no esté solo y la ley lo acompañe. Los comerciantes deben esmerarse más por cuidar a sus clientes consumidores con acompañamientos que vayan más allá de una simple venta.