La inteligencia artificial representa un nuevo problema para las marcas: utiliza la información de sus sitios web sin redirigir a los usuarios a sus páginas. La propuesta no se trata de bloquear los bots en general, de desaparecer de los motores de búsqueda de la IA, sino que se pague por el uso de esa información y que, además, puedan decidir qué partes de sus sitios sean rastreadas.